LA
MUERTE Y LA VIDA: UNA REFLEXIÓN DESDE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE
Prof.
José Flete
La premisa de Más allá de la muerte gira
en torno a Anna, quien se encuentra en una situación liminal entre la vida y la
muerte, asistida por Eliot, un director de funeraria que tiene el don de ayudar
a las almas a cruzar al más allá. Esta narrativa plantea preguntas profundas
sobre la percepción de la muerte y su relación con la vida. En un momento de
crisis existencial, Anna debe enfrentar no solo su propia mortalidad, sino
también el impacto que su vida ha tenido en los demás. En este sentido, la
película se convierte en una meditación sobre la fragilidad de la vida y la
necesidad de valorar cada momento.
La relación entre Anna y Eliot se presenta como un microcosmos de la interacción humana con la muerte. Eliot, interpretado por Neeson, no solo actúa como un guía en el proceso de aceptación de la muerte, sino que también se convierte en un espejo para Anna, reflejando sus propios miedos y deseos. A través de este personaje, la película subraya la idea de que la muerte no es un evento aislado, sino que está intrínsecamente ligada a nuestras relaciones y experiencias vividas. Este enfoque se alinea con la filosofía de Séneca, quien sostiene que “la muerte no es algo que debemos temer, porque, mientras somos, la muerte no está presente, y cuando la muerte está presente, nosotros no somos”. Esta afirmación invita a una aceptación más profunda de nuestra propia finitud y de la inevitabilidad de la muerte.
A lo largo de la película, Anna se enfrenta a sus recuerdos y experiencias pasadas, lo que le permite realizar una introspección significativa sobre su vida. Este proceso de reflexión es esencial para el desarrollo del personaje, ya que la muerte se convierte en un catalizador que la empuja a reconsiderar sus decisiones y relaciones. Como bien señala Séneca en Sobre la brevedad de la vida, “no es que tengamos poco tiempo, sino que perdemos mucho”. Esta perspectiva resuena en la experiencia de Anna, quien, al ser confrontada con su posible muerte, comienza a apreciar la vida de una manera que antes le era ajena.
Además, la película aborda el tema del duelo y la
manera en que los vivos interactúan con la muerte. Las funerarias, presentadas
como un espacio de reflexión y despedida, se convierten en un escenario donde
el dolor y la pérdida se entrelazan con la celebración de la vida. Eliot, en su
papel de director de funeraria, actúa como un intermediario entre los vivos y
los muertos, facilitando el proceso de aceptación y comprensión del duelo. Esta
dinámica es esencial para comprender cómo la muerte impacta no solo al
individuo que muere, sino también a aquellos que quedan atrás, lo que nos
recuerda las palabras de Séneca: “Las vidas de los muertos son parte de la
memoria de los vivos”.
En este filme, la relación entre la vida y la muerte resalta la importancia de las conexiones humanas. A
medida que Anna enfrenta su mortalidad, también debe confrontar sus relaciones
con los demás, reflexionando sobre cómo ha vivido y cómo ha afectado a quienes
la rodean. Esta introspección le permite no solo reconciliarse con su pasado,
sino también encontrar un sentido renovado de propósito y significado en su
vida. En este sentido, la película se convierte en un homenaje a la vida y a
las experiencias compartidas, recordándonos que la muerte, aunque dolorosa,
puede también ser un momento de claridad y revelación.
La nostalgia juega un papel crucial en esta
narrativa, pues a medida que Anna revisita sus recuerdos, se da cuenta de lo
efímero que es el tiempo y de la importancia de valorar cada momento. Esta
noción de la fugacidad del tiempo es una constante en la filosofía estoica,
donde se enfatiza la necesidad de vivir con intención y gratitud. Séneca, en
sus escritos, aboga por la práctica de reflexionar sobre la muerte como un
medio para apreciar más profundamente la vida. La frase “la vida es como una
obra de teatro: no importa cuánto dure, sino cuán bien se actúe” encapsula esta
idea, sugiriendo que lo que verdaderamente cuenta son las experiencias y cómo
las vivimos.
Más allá de la muerte
no solo es una
exploración de la mortalidad, sino también un llamado a vivir plenamente. Al
entrelazar la filosofía de Séneca con la experiencia de la película, se revela
la profunda interconexión entre la vida y la muerte, mostrando que, aunque la
muerte es un evento inevitable, es también una maestra que nos enseña a vivir
con propósito y apreciación. La muerte, lejos de ser un final, se convierte en
un puente hacia una vida más consciente y enriquecedora, donde cada momento
cuenta y cada relación tiene un valor incalculable. Al final, al enfrentar la
muerte, como lo hace Anna, encontramos una nueva forma de entender y valorar la
vida, creando un legado que perdura más allá de nuestra existencia física.Película completa