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domingo, 22 de septiembre de 2019

Wawawá: una perspectiva popular actual del status económico del personaje de los suburbios.

Para ver el vídeo pulsa aquí
Los males sociales son aquellos problemas que afectan al individuo en su propio contexto social. Desde que su conciencia se abre a la sociedad, el individuo no sólo los advierte, sino que se adapta a ellos reconociendo a la vez su aspecto nocivo cuyo paso siguiente es la necesidad de superarlos en pro de su bienestar.
Como ente social el ser humano tiene que enfrentarse a diario con una serie de vicisitudes si es que quiere sobreponerse a los problemas que le asisten en su día a día. Pero, sin embargo, si bien esos problemas le hacen miserable, también es muy cierto que los mismos le dan sentido a su vida; son estos los que, ya ocurridos, le chocan con su triste realidad convenciéndole de que, después de haber llegado al fondo, no hay más dirección que la superficie, esto es, salir a camino.
Esta situación queda perfectamente plasmada en la canción Wawawá; la misma pertenece al género conocido como dembow; es interpretada por dos artistas del género urbano conocidos como El Mayor Clásico y Rochy-RD.
En ella, los intérpretes presentan una situación muy particular que coincide con lo anteriormente expuesto: el problema socioeconómico reflejado en una pobreza extrema caracterizada por la carencia de las cosas para cualquier persona. Con la caracterización de su jerga soez, exponen el antes y después de su situación económica resaltando el salto cuantitativo en sus vidas teniendo como referente resulta eso que ellos llaman “tranza”.
La “tranza” permite liberarse de la ignominia económica; solamente ésta permite el salto cuantitativo desde la miseria a una vida holgada, llena de privilegios y caprichos a cumplir. Gracias a esta nueva condición se puede disfrutar de una serie de cosas que, gracias a la miseria, era imposible de lograr. La condición de “ranita” (término equivalente a otros términos dominicanos como “salta-patrá”, “muerto de hambre” y jodío”) impide que el disfrute de aquellas cosas que el capricho exige, además de mantener al individuo relegado al olvido, porque sólo quienes son presa de la miseria forman parte de una del anonimato.
Antes era la vida de los suburbios, el medrar en las entrañas mismas del barrio, donde la miseria protagoniza el drama humano acentuado por la marginalidad. Pero, ahora, después de la “tranza”, la vida es diferente, ya no se ranea; ahora se posee un estilo de vida holgado que se mueve sobre las ruedas de una carrocería lujosa, habita en privilegiadas urbanizaciones y libre del anonimato pues es un sujeto notorio a las personas influyentes quienes le solicitan para algún tipo de favor; antes solicitaban atención, ahora se arroga el capricho de despreciar y acoger a quien le parezca.  
En la canción aparecen otros términos que, como el título mismo, la caracterizan. Es cierto que estos suelen ser un tanto prosaicos, sin embargo, presentan el concepto total de lo que representa la carencia económica y las terribles consecuencias que se desprenden de ésta. Es ahí donde el término “ranear” se priva de su sentido estricto para aludir a una condición de pobreza extrema con todos sus componentes.   
Por otra parte, están “chancletita”, “franelita” que aluden a la condición de pobreza de los que padecen necesidades. En la canción son empleados como símbolos de una la condición socioeconómica de quienes de quienes pululan en los barrios marginados donde la pobreza es notoria desde los privilegiados residenciales y edificios capitalinos.
Muchos han errado con el término “wawawá” al concentrase en los términos prosaicos que resaltan en la canción; sin la menor intención de justificación, lógicamente es normal que abunden puesto que la jerga de los intérpretes proviene un contexto en el que difícilmente no se cometa algún exabrupto soez.
Una vez escuchada la canción y analizado detenidamente su contenido, lo que se intuye por simple deducción es que el “wawawá” es aquella persona procedente de bajos estratos, caracterizada por la extrema carencia de lo básico y que, sin embargo, ha podido ha podido salir de la condición socioeconómica en que se encontraba. Pero es menester destacar que esa vía de superación puede ser legal, o sea, por el talento y/o esfuerzo personal, o simplemente mediante una serie de procesos turbios.
Iniciando el vídeo oficial de la canción, a manera de introducción o preámbulo, aparece uno de los intérpretes, El Mayor Clásico quien sostiene una conversación vía telefónica con Rochy-RD que está del otro lado de la línea. El saludo entre ambos es con la palabra “Wawawá”. Entre sí se motean con el término, como si fuera un título de honor; pero es al final de la entrega artística que esto se entiende, es como si se calificaran de “luchador”, “fajador” o, algo mas actualizado, “emprendedor”.
Puede ser un error calificar la canción de carente de sentido. En ella hay todo un discurso que apunta hacia una propuesta de doble vía para salir de la mísera condición en la que se encuentra el individuo. La pieza musical está cargada de elementos culturales que, aún por sus términos soeces, distinguen ciertos grupos sociales que medran en la sociedad teniendo representación a través de una serie de esos denominados “cantantes urbanos” que progresivamente se están convirtiendo en íconos de las nuevas generaciones que vienen sustituyendo a la actual.
Los intérpretes de este nuevo género musical resultan voceros de un malestar que, aunque parezca absurdo, inquieta a las nuevas generaciones que vienen creciendo. Quizás no se preocupen por temas fundamentales, como las generaciones anteriores; pero dentro de su haber, debido a su sesgo individualista alimentado por esta sociedad, está la inquietud que les genera la miseria en la que están sumergidos, preocupación que nace ante la imposibilidad de gastarse algunos que otros caprichos perentorios.
 Pero el momento en que la canción cobra un sentido más específico es cuando se observa el vídeo que, por cierto, es muy descriptivo. El mismo quita la posibilidad a la imaginación pues cada frase, cada palabra y cada entonación, van acompañadas de las imágenes que grafican muy bien lo que allí se dice. Nada hay que interpretar, sino solamente comprender lo que los “exponentes de género” dicen con toda naturalidad y sin eufemismos.

Por José E. Flete Morillo.-





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