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viernes, 1 de marzo de 2024

 

SOBRE EL PARECER DE LUSITANIA MARTÍNEZ EN EL BAQUETE PLATÓNICO

(Prof. José Flete)


Fue impactante escuchar a la profesora Lusitania Martínez elogiar de manera adecuada el compromiso del profesor Eulogio Silverio en pro del quehacer filosófico. La profesora destacó la dedicación del Director de la Escuela de Filosofía por mantener viva una actividad tan inherente a aquellos que comprenden el mundo filosófico, una labor que debe preservarse activa.

Resultó conmovedor presenciar a la profesora ponerse de pie para elogiar la monumental labor del Prof. Eulogio Silverio al frente de tan prestigiosa Escuela. Sin un atisbo de adulación, su presencia denotaba autoridad y prestigio, reconociendo con sinceridad que, finalmente, nuestra Escuela se está enfocando internamente.

Precisamente esa es la labor del Director de Nuestra Escuela de Filosofía. Lo conozco desde hace más de treinta años. La primera vez que lo vi fue en un lunes de 1992 durante una clase de lógica (FIL-121), impartida por el Dr. Rafael Morla en el Aula FH-309 a las 7:00 de la noche. Allí lo conocí inmerso en una conversación seria con su amigo, el Prof. Dustin Muñoz; ¿sobre qué hablaban? Sobre Filosofía; todo su mundo ha girado en torno a eso. Soy testigo de ello, tanto que una noche en 1996, antes del conocido proceso de "reinscripción", me instó a inscribir asignaturas de Filosofía para que sus compañeros avanzaran en la Carrera; su decepción fue palpable cuando le informé que me había inscrito en la que sería mi segunda carrera, Derecho, pues parecía esperarme en Filosofía. Desde entonces, expresaba su amor y profunda preocupación por la Escuela. Cuando le comuniqué que me había transferido a la Carrera de Filosofía, no dejó de darme seguimiento hasta mi graduación.

El tiempo no ha disminuido su interés filosófico. Es evidente en sus acciones, ya que desde que asumió la Escuela, se ha embarcado en la ardua tarea de recuperar las memorias de la Escuela, entrevistando a aquellos que marcaron la historia en la UASD, quienes en la época más difícil de nuestra Alma Máter, mantuvieron en pie el quehacer filosófico, aferrados a un ideal que las generaciones más recientes disfrutamos hoy en día.

Cuando comencé a estudiar Filosofía, conocí a los filósofos de nuestro país que, como ídolos de barro, como dice Andrés Avelino, se alzaban en los altares de las cátedras filosóficas, pero solo llegaban hasta los años setenta. La deuda persistía con aquellos que, entre bastidores, sin importar las dificultades, estaban haciendo historia, manteniendo en alto el estandarte de una Escuela, la única escuela en el país que se preocupaba por la Filosofía por amor puro; es decir, además de enseñar, estaban generando debates en diferentes foros del país. Allí estaban esos profesores construyendo una nueva historia.

Hace unos quince años, el Director, Prof. Eulogio Silverio, me había expresado su intención de honrar esas glorias académicas; de ahí el "Archivo de la Voz". Sin embargo, no sabía que su intención llegaría tan lejos, ya que decidió perpetuar la memoria de las jóvenes generaciones, incluyéndome a mí. Más aún, me sorprende su "Banquete platónico", al emprender una meta tan comprometida como contribuir a la histórica Facultad de Humanidades, convirtiéndola en el epicentro del discurso filosófico. Lo más impactante es que lo logra con recursos locales, sin necesidad de mirar hacia fuera, avivando lo que Federico Hegel designa como el espíritu del pueblo.

Por eso, la profesora Lusitania Martínez, una de las glorias de nuestra prestigiosa e histórica Escuela de Filosofía, puesta de pie frente a otras glorias, como Alejandro Arvelo, Mario Bonetti, el mismísimo León David, quien fue mi profesor, entre otros destacados docentes, intelectuales y estudiantes preocupados por la filosofía, manifestó un hecho sorprendente: la Escuela de Filosofía estaba conjugando diferentes personalidades y generaciones en un solo hecho, el quehacer intelectual. Al verla, vino a mi mente Hegel, a quien parafraseo: el espíritu de la filosofía estaba danzando en nuestra Facultad.

El maestro Prof. Eulogio Silverio está transformando nuestra Escuela; es justo que nos posicionemos del lado que aboga por el bienestar de la Filosofía y, por ende, de nuestra profesión. Ha demostrado ser un verdadero humanista, no solo por lo que dice, sino por sus acciones genuinas, devolviendo la dignidad a las humanidades, convirtiendo nuestra Facultad en un verdadero foco de discurso intelectual.

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