Película completa
Hace un tiempo cayó en mis
manos un texto sobre cine titulado Al
filo de la navaja, de Leonardo García Tsao; entre tantos artículos, uno en
especial llamó mi atención y era el que trataba sobre el film La lengua de las mariposas, del cineasta
español José Luis Cuerda cuya temática está ambientada en la España de la
tercera década, específicamente antes de que Francisco Franco iniciara su
gobierno. La película trata de un niño que siente aversión a la escuela y de un
maestro republicano que, gracias a sus metodologías e ideas revolucionarias, logra avances significativos
en el muchacho y consigue el cuestionamiento de la clase más recalcitrante del
lugar. Una vez el Dictador logra el poder, la comunidad decide entregar al
maestro del lugar junto a sus correligionarios en manos del gobierno; todos
vociferan toda clase de insultos, entre ellos el niño, a quien había salvado
dos veces: de la muerte, pues evitó que el asma lo asfixiara, y de la
ignorancia. Al final de la película se ve al maestro mirar desconcertado al
niño que corría tras de sí apedreándolo a la vez que lo insultaba.
Hace un tiempo cayó en mis
manos un texto sobre cine titulado Al
filo de la navaja, de Leonardo García Tsao; entre tantos artículos, uno en
especial llamó mi atención y era el que trataba sobre el film La lengua de las mariposas, del cineasta
español José Luis Cuerda cuya temática está ambientada en la España de la
tercera década, específicamente antes de que Francisco Franco iniciara su
gobierno. La película trata de un niño que siente aversión a la escuela y de un
maestro republicano que, gracias a sus metodologías e ideas revolucionarias, logra avances significativos
en el muchacho y consigue el cuestionamiento de la clase más recalcitrante del
lugar. Una vez el Dictador logra el poder, la comunidad decide entregar al
maestro del lugar junto a sus correligionarios en manos del gobierno; todos
vociferan toda clase de insultos, entre ellos el niño, a quien había salvado
dos veces: de la muerte, pues evitó que el asma lo asfixiara, y de la
ignorancia. Al final de la película se ve al maestro mirar desconcertado al
niño que corría tras de sí apedreándolo a la vez que lo insultaba.
Aunque el filme tiene varios
tópicos que tratar del ámbito educativo, me interesa esa parte que no sale sino
al final; varias situaciones se manejan en la trama, sin embargo el tema de la
ingratitud aparece como punto final revelando el lado oscuro de las cosas más
nobles. El director se enfoca en la trivialidad de la vida de una comunidad
cuyo sentido de la vida se diluye en el día a día, en el sobrevivir a pesar de
la trivialidad de las cosas; cada personaje, por su lado, desempeña su papel,
pero al final, como las moscas , todos se aglutinan para manifestar sus
miserias. Es como si el director tratara de convencernos que es mejor cumplir
con el deber sin esperar de los demás nada satisfactorio, como si nos
enrostrara lo inevitable de la humanidad: la ingratitud.
Cada escena de la película,
nos envuelve en un capítulo de la vida donde mostramos aspiraciones,
temores e intriga. El director usa una
manera muy peculiar de sumergirnos en un mundo donde, no obstante el deseo de
algún bien, las miserias espirituales emergen del fondo de nuestras apariencias
y nos empujan contra una realidad que intentamos negar como forma de convencernos
a nosotros mismos de una ilusión que, en el fondo, no es más que un deseo
reprimido, un deseo que, como lo ilustrara Kafka en El pozo y el péndulo, termina en la textura de una venda.
El director deja el tema de
la ingratitud para el final de la película: el maestro mirando las acciones del
muchacho y este perdido entre insultos y pedradas. Porque en el fondo la
ingratitud es eso, insultos y pedradas de quienes una vez libramos de la muerte
(claro, se trata de una metáfora) pero que una vez satisfechas todas sus
miserias, se nos lanza con el deseo de destruir en nosotros la grotesca imagen
de sus pasadas miserias.
El encuadre que Cuerda hace
la mirada fija del maestro para mí es icónico pues el mismo recoge el pesimismo
el cineasta esconde durante toda la película pero que al final lo exhibe como
un triunfo sobre nuestra desilusión. Porque, después de todo, la ingratitud no
hace más que dejar en nosotros la sensación de haber corrido tras el viento.
Por: José E. Flete Morillo.-
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