Como sabía que debía conocer el contenido del film previo a
su presentación, me dispuse a echarle un vistazo. Más de hora y media frente a mi computador
fueron suficientes para entender que el dependiente del video-club sabía lo que
me estaba recomendando: una excelente película de Woody Allen titulada Match Point, un film cuyo contenido nos habla de la fuerza
devastadora de la pasión.Entré al video club y le solicité al dependiente la película “El club del emperador”, pero para mi sorpresa la película ya había sido rentada y no había copia. Viendo el joven mi premura, después de consultarme sobre la finalidad de mi búsqueda me recomendó que otra película que cumplía perfectamente con mis propósitos. Le miré fijamente y, fingiendo convicción, salí del kiosco dudando que aquella película que me llevaba encajara con los señalamientos que Sartre hace en el texto El existencialismo es un humanismo. No quería esa película, pero la actividad planificada era al día siguiente y tenía que dar una respuesta inmediata a las exigencias de las personas que esperaría por mí.
Y es precisamente de lo que quiero hablar, de la pasión amorosa. ¿Y qué película mejor
que esta se presta para tratar un asunto cuyos efectos llevan al individuo,
según sea su carácter, a incurrir en acciones que pueden llevarle a
conclusiones insospechables?
Pero antes, es preciso hacer un enfoque general que nos permita comprender el tema de la pasión en sus diferentes vertientes concluyendo al final con el tema propuesto, pues el film presenta una historia en el que la pasión emocional rompe con la normativa moral incurriendo en una violencia que atenta contra la libertad del individuo quien una vez libre de esta, más bien en estado de abandono, cae en una especie de hastío que le conduce al asco.
¿Qué es la pasión?
La vida del ser humano es compleja en tanto su felicidad
depende del otro. Es la participación de este último lo que modifica el estado
emocional en el que se encuentra aquél. Me explico, nuestra armonía es tal
hasta que nos damos cuenta de que alguien existe y, a su vez, le damos
participación en nuestras vidas. Al respecto, alguno dirá que poco le importa
que la presencia de alguien que no conoce; sin embargo, cuando se entera que
ese individuo a quien no conoce le sucede algo de gravedad, manifiesta un leve
malestar, se lamenta como si él fuese el afectado. En fin, de cualquier forma,
tengamos o no cercanía con el “otro” nuestras vidas reciben cierta alteración,
basta solamente que nos percatemos de él.
Odio, alegría tristeza, amor, bondad, fe, celos, amargura,
envidia, desprendimiento, martirio, cualquier otra cosa que guarde relación con
todo esto, implica la presencia del otro. Por ejemplo, en el mito bíblico del
“pecado original”, se relata que cuando el hombre pecó, lo primero que hizo fue
esconder su desnudez y subsecuentemente mentir debido a la presencia del “otro”
representado en Dios. Es de común conocimiento que la presencia del “otro”
tiene para nosotros una implicación moral.
En función de esa relación el drama de nuestras vidas se
complica en la medida que la relación se estrecha; el dolor que nos produce la
ausencia de una persona es directamente proporcional al grado de cercanía que
exista. Mientras más cercana es la persona más dolorosa es la ausencia.
Ahora bien, vista la forma en que los demás inciden en
nuestro equilibrio emocional, se intuye que la pasión, para su razón de ser, depende
de alguien que ayude al nivel de intensidad de la misma en el individuo que la
padece. Alguien debe alimentar mis sentimientos. Si no hay quien provoque en mí
una herida sentimental difícilmente pueda existir en mí el deseo de verle
muerto.
Alberto L. Merani
(1979) nos ofrece una definición de la pasión que nos ayuda a centrarnos en la
especificidad de este problema. Dice que la pasión es “una emoción violenta, por lo común duradera o reiterada, cuyas
manifestaciones revelan fallas de autocontrol., como ocurre en algunos casos de
amor, de odio, de entusiasmo, etc.”[1].
Esta definición nos habla de una especie de fuerza que empuja a cualquier
individuo a incurrir en acciones que atentan, en muchos casos, en contra de su
dignidad y reputación.
Si se analiza la expresión “emoción violenta”, se percibe con claridad que se está ante una
fuerza devastadora que obnubila la capacidad de autodominio que tiene el
individuo. Estamos hablando de un tipo de emoción que rompe con los parámetros
de restricción que el individuo recibe de sí mismo y de la sociedad. No es una
emoción cualquiera que se manifiesta con una algarabía, en el caso de que gane
el equipo de beisbol preferido, por ejemplo. Se habla de un estado de ánimo que
carcome la ecuanimidad de cualquier persona culminando en un desenlace fatal o
un triunfo inesperado.
Un ejemplo. El cantante popular Vico C, en la canción Yerba
Mala, relata la historia de un niño cuyo padre fue ultimado por el
personaje que lleva el nombre de la canción; el infante fue creciendo con la
idea de vengar a su progenitor; entró en el mundo de la delincuencia y las
drogas con la finalidad de encontrarse con el asesino. Ya hombre, logró
encontrarse con el victimario y, una vez frente a él, ejecutó el plan que había
planificado durante más de veinte años. Puede intuirse que la felicidad no era
parte del niño pues sus sueños estaban cifrados en dar fin a quien ultimó a su padre.
La pasión es duradera, se incuba en el individuo y tiene fin
cuando aquél ha logrado sus deseos. Esa fuerza voraz va corroyendo el ánimo y
no se detiene hasta que sucedan una de dos cosas: o se sacia la sed que provoca
(venganza, consumación de algún acto deseado)
o el suicidio del individuo, producto de la depresión provocada por el estado
efervescente del problema en cuestión. Son numerosos los ejemplos que ilustran
lo expuesto, ejemplos que encontramos en el diario vivir como en los relatos
que nos brindan la creatividad artística en la literatura y la canción popular.
La pasión, esa emoción
violenta de la que habla Merani, permea todos los aspectos de la vida del
ser humano: tiene su accionar desde lo trivial hasta lo amatorio. Entendiéndola
como inclinación hacia algo o alguien hace que quien la padece enfoque todo su
interés y fuerza en aquello que se torna el centro de atención, por no decir
“razón de ser”. Las plantas, los animales, una determinada persona, una equis
religión, el deporte, cualquier cosa que sea comprensible al entendimiento, es
motivo de pasión en el individuo; de alguna forma nos sentimos inclinados a eso
que se torna nuestra felicidad o, mejor dicho, el fin último de nuestras
acciones. De alguna forma eso que nos causa inquietud se torna en el móvil de
lo que hacemos llevándonos a conclusiones inconmensurables.
La pasión puede ser alimentada de diferentes formas, todo
depende de la situación que viva el individuo: el rencor, el odio, una meta un
sueño, una ilusión, una fantasía, entre otras cosas que incidan en el estado
anímico de la persona. Todas esas
incidencias ayudan en el acrecentamiento de esa inclinación que da sentido,
orienta, la vida de las personas. Visto esto podemos volver al film Match
Point, de Woody Allen, film en el que se presenta la manera como la
pasión neutraliza el principio de autonomía en el héroe.
Macth Point: la trama de una
pasión desenfrenada.
Es un film de Woody Allen. Trata de
una situación pasional producida entre Chris
Wilton y Nola Rice, personajes
principales de este drama. El contexto en el que se desarrolla la historia
corresponde a una familia británica económicamente acaudalada; por la
insistencia del director en resaltar la inclinación de esta familia por el
teatro de la ópera, se puede intuir que se trata de una familia de la clase
alta[2].
Otra nota que denuncia los orígenes privilegiados de la familia es la mansión,
con forma de castillo, que poseen en campo hacia donde van con frecuencia a
vacacionar; todo esto sin referirnos a los gustos refinados por lo culinario,
lo artístico y lo deportivo.
Chris Wilton es un jugador de tenis de
origen irlandés que opta, en vez de continuar en las competencias, por ser
instructor del deporte mencionado y así abrirse paso por la vida. De sus
orígenes nada se conoce, algo muy típico de un inmigrante que trata de situarse
en una comunidad cuyas exigencias crean un abismo entre su realidad
sociocultural y la de aquellos a quienes la fortuna, al parecer, les pertenece
por capricho.
Sin embargo, la descripción que Allen hace del héroe apunta a
perfilar un personaje que puede adaptarse fácilmente al clima sociocultural
citado gracias a que Chris posee una
formación no poca escasa. Cuando se le instala en la habitación rentada, decide
descansar al tiempo que recrea su imaginación con la lectura de Crimen
y Castigo de Fiodor Dostoievski[3]
. Esta descripción anuncia la entrada de
un personaje hábil y manipulador capaz de hacer que todo corra a su favor, o
sea, tiene la capacidad de hacer que los demás suplan sus necesidades sin que
él se lo pida.
La suerte le sonríe a Chris
Wilton y le llega de porrazo, pues se le asigna un aficionado que se torna
lazarillo al introducirle en un mundo cercano, pero ajeno, para él. El
personaje de Tom Howcre funge en esta trama como un nexo entre dos historias:
una cuya vida está llena de estrecheces (y sin ningún interés[4]
ni motivación, más bien indiferente al futuro y a todo lo que éste implique) y
otra cuyas necesidades ni se mencionan simplemente por no existir gracias al
milagro de la abundancia[5].
El encuentro con Tom supone no solamente el tránsito de la
necesidad a la abundancia, sino también, y es lo que el director quiere
señalar, el encuentro entre dos personas que experimentarán una pasión
desenfrenada a tal grado que omitirán los principios que rigen el correcto
proceder entre individuos con intereses comunes. Una vez Chris se percata de la presencia de Nola Rice, se inicia la historia de una pasión cuya satisfacción va
más allá del simple acto sexual pues a todo esto le sucede un conflicto
compuesto por la lujuria, la obsesión y la posterior culpabilidad reprimida (de
esto hablaremos al final de este ensayo).
No le fue difícil a Chirs establecer una amistad con Tom
Hewet; bastó un poco de atención y motivación, y ya estaban hablando de cosas
personales; obviamente, quien iniciaba la conversación era el segundo porque el
primero lucía un tanto reservado, cuando no mostraba desconocimiento o asombro
por lo que escuchaba de aquél. El asunto es que Tom Hewet, en la película, hace
las veces de elemento subordinante ya que simplemente aparece en la película
como excusa para introducir la historia de una pasión.
Todo está preparado para el encuentro entre Chris Wilton y Nola Rice: Tom ha invitado a su instructor de tenis a una fiesta en
su casa y, enfrentada a otro de los concurrentes de la fiesta en un juego de pin-pon,
estaba Nola Rice: lucía lasciva con
aquel vestido blanco cuyo descote se aproximaba a los senos. Es allí, en ese lugar donde se
inicia la pasión entre estas dos personas. La metáfora del juego indica quién
es el que tomará el control y la ha de terminar: ambos sostienen la raqueta,
pero quien dirige es él, que la toma por la cintura u la atrae hacia sí,
enseñándole, “cómo es que se hace”, porque al fin ella comprendió que quien
dirige el juego ahora es él y que ella no es más que una novata que debe
“aprender”.
Woody Allen, valiéndose del personaje de Cloe Hewet, resalta
la voluptuosidad de Nola; contrapone estos personajes con el fin de crear en el espectador la impresión de que
presencia una de sus mayores creaciones: Nola
Rice, mujer voluptuosa cuya vida equidista entre el arte y la lascivia. Si se
observa bien el film, se puede afirmar que las apariciones de una arrastra
consigo las apariciones de la otra, tanto así que se trata de un símil de la
“dialéctica del bien y del mal” pero atendiendo al punto de la voluptuosidad.
Es decir, el director del film, crea una especie de antítesis entre dos figuras
distantes pero con la sensualidad como punto de enlace entre ellas. No es que
la dos sean sensuales, sino que lo que una desestima en su interés por la
maternidad la otra lo posee de forma natural.
Cloe Hewet es el tipo de mujer que describe Honorato de
Balzac en Eugenia Grandet cuando
describe a la madre de Eugenia, la señora Grandet: “una de esas mujeres que parecen haber nacido para ser tiranizadas”.
Su vida es mesurada, es flemática con exageración: las escapadas de Chris, sus evasivas inexplicadas, su
frialdad en la cama, todo eso, en vez de
alertarla sobre una posible infidelidad de parte de aquél, la conminan a
sospecharse culpable y a tratar de buscar la manera de ser “una buena mujer”.
Incluso, su ambición primera es tener hijos. Vive una vida rescatada sumergida
en su gusto por el arte. Tan fría es la personalidad de ésta que cualquiera se
siente compelido a mirarla con indiferencia y aferrarse a la voluptuosidad de Nola Rice, que es lo que quiere el
director del film.
Sin dudas, Woody Allen logra su plan, de acuerdo con lo
anterior: ya ha captado nuestra atención y nos dice que, contrario a aquella
mujer rescatada, con los perfiles de una ama de casa, añadiéndole lo poco
atractiva, hay una muchacha que, a pesar
de ser un fracaso en lo profesional, es toda una sensualidad capaz de despertar
los deseos lascivos más bajos en cualquier hombre. Allí está ella, Nola Rice, trotando por el mundo, sin
una visión precisa del futuro, pero, es lo que importa, está preciosa, seduce
con la miraba y enloquece con sus gestos. Por tal razón, Chris quedó atrapado en sus sensualidad; la pasión lo esclavizó y,
a pesar de que juró lealtad a Cloe Hewet, quien es ahora su esposa, su furtiva
obsesión por Nola Rice se acrecienta
cada vez más.
El director, obedeciendo a su propio orden de presentar las
cosas, logra que el espectador pueda capta la manera en que una pasión va
evolucionando hasta desembocar en una situación angustiosa cuya solución
demanda una salida inmediata, para Nola,
e insospechada y abrumadora, para Chris.
1-
Todo
comienza, como describíamos en incisos anteriores, en una mesa de pin-pon. Allí
se pone en evidencia la arrogancia pasiva, de parte de Chris, y la inocencia lúbrica, de parte de Nola. Allí se enfrentan tratando de imponer su voluntad sobre el
otro: él la toma de la cintura, mientras le instruye en el “dominio de la
raqueta”, como si tratara de imponerse sobre ella, pero ella observa a su
interlocutor, desestima la instrucción mientras que lo posee con la mirada. En
esa escena, Woody Allen da un sentido dialéctico a la danza, pues allí se
discute sobre quien se impone en el acto sexual; todo parce que es Chris quien dirige, sin embargo ella
ríe, voluptuosamente, entendiendo lo que éste quería dándole a entender, con
sus palabras, “sobre lo arriesgado de un juego tan agresivo” (paráfrasis de la
traducción). Pero el hechizo se rompe cuando Tom, su pupilo, le dice “¡Ah, aquí
estás…! Por cierto, ella es Nola, mi
novia; con esta este enunciado, se inicia una crisis, en el espectador que
disfruta del film, pues sabe que amar a esa mujer es entrar en un dilema moral,
pues es la mujer de su amigo, y a este le debe lealtad. Aunque con esta
presentación se termina la escena de la mesa de juego, queda en espectador la
sensación de querer saber más.
2-
Conozcamos
las circunstancias en que Cloe Hewet y Chris
Wilton se conocen y, posteriormente casan, situación que se utiliza para hacer
que se desee más la empatía entre éste y la novia de su alumno. Woody Allen
crea esta situación para introducir a ese aventurero irlandés en el mundo de la
aristocracia británica; crea el ambiente refinado, allí introduce gradualmente
al héroe con el fin de hacer que la pasión se torne más retorcida, para
acrecentar el sentido mórbido del drama. Porque, con un escenario en el que todo
parece perfecto por ser de gustos refinado (he aquí el sentido de la ópera), la
degradación moral se torna más sórdido e placentero al mismo tiempo. Veamos: Tom introduce a Cloe en la vida de Chris, ahora aquél sale del escenario y
ahora son Cloe y Chris; estos
comienzan a compartir gustos y se inicia un romance prácticamente forzado por
Cloe, que luce como una solterona temerosa de entrar a cierta edad en la que ya
no se pueda tener hijos; en cierta ocasión van al cine (presentado como lugar
de descenso moral pues aquella se torna muy evidente en cuanto a sus deseos) Chris capta el verdadero sentido de su
preocupación y la atrae hacia sí y la besa, ella cede y le pide ir a su
“cuartucho”, solicitud que denota crudeza en lo mórbido de la conversación. Una
vez allí, rodeada de pobreza, la muchacha aristócrata da soltura a su pasión
mientras que Chris se muestra algo
mesurado (obviamente, el director guarda la acción bestial de éste para su
encuentro con Nola, es solamente un
anuncio de lo que se avecina, esta escena no debe ser fuerte pero se necesita
para resaltar aquellas en que los personajes principales se entregan a un acto
adulterino de manera desenfrenada; en fin lo que se quiere es introducir
gradualmente al espectador en la historia de una pasión desenfrenada.
3-
Una
vez alcanzado el orgasmo, Cloe, digamos por agradecimiento, se encarga de
introducir a Chris Wilton en la
familia, estrategia que Allen utiliza para llevarnos a una situación donde el
“aparente” tímido irlandés manifiesta lo que en realidad es: un obseso
empedernido nihilista, pues sabiendo que Nola
es la novia de su alumno y, ahora, cuñado, no ha renunciado a entregarse a esa
pasión furtiva que lo calcina por dentro. Quiere aplacar sus ansias, y se
mantiene al acecho; no hay norma que se lo prohíba para él no tienen
relevancia. Su parquedad en su forma de hablar evidencia que presenciamos a un
individuo capaz de cometer el más horrendo acto y aplacar su conciencia cuando
esta se torna contra él. La oportunidad aparece: en la casa de campo, Nola
es vejada por la ,madre de su novio, Tom, cuando ésta le enrostra su escasa
cualidad de actriz; Nola, humillada,
sale al patio y desaparece bajo la lluvia (pues llueve) en el inmenso jardín; Chris lo advierte y corre tras ella; la
encuentra; solos conversan, muy próximos; ella intuye lo que él quiere y le
advierte del problema moral que eso implica, pero, como buen nihilista,
desestima el código moral y la atrae hacia sí; bajo la lluvia, en pleno campo y
a “cielo abierto” se entregan a la más burda pasión; no importa la moral, ella
está depresiva y él toma la oportunidad de “alivianar su carga” emocional, “se
entrega por completo a sacarla de su depresión de actriz frustrada”; se tiran
al suelo, ella se le sube encima y cuando se prepara para desnudarla (cuando ya
estamos listos para ver la desnudez de la preciosa Scarlett
Johansen)…rápidamente el director cambia de escena. Lo que le interesa al
director no es la exhibición del acto sexual sino su sugerencia, presentarlo de
manera mórbida dejando el resto a la
imaginación del público. Allí, en aquél ambiente de lluvia y sexo, quedó
sugerida la conclusión de una pasión que, paradójicamente, apenas se inicia (y
allí quedamos nosotros, fisgoneando lo que los demás ignoran, ellos estaban
envueltos en sus trivialidades mientras nosotros disfrutábamos de un poco de
pornografía sugerida).
4-
Estamos
otra vez en el teatro; pero ya no es Cloe quien mira saturada de deseos a Chris, sino que éste es quien mira a Nola; son estos dos últimos los
personajes centrales de esta historia de pasión. Él la persigue con la mirada
en la oscuridad del palco que ocupa la familia Hewet; ya no importa Cloe, ni lo
que diga Tom (ambos son una simple referencia al pie de página creada por el director del film con la
finalidad de aclarar ciertas cosas sobre el problema pasional que se nos
presenta en esta historia). Todos están atentos a la presentación, en eso sueno
el teléfono de Tom: es para Nola.
sale al pasillo para contestar la llamada y Chris
la persigue; cuando concluye la llamada, él le cuestiona su indiferencia, ella
argumenta que lo que sucedió entre ellos fue “algo que simplemente pasó” y nada más, que ambos están comprometidos y que
eso “ya no debe ser”. Una respuesta que él no quiere aceptar. En esta escena,
ya Chris ha sucumbido a los encantos
de esa “actriz de segunda”. Aquí se pone en realce el estado de dependencia del joven irlandés
quien es presa de su propia pasión; ya no es él quien domina sino ella; ha
sufrido un revés en su “juego agresivo”: ahora es él quien está en desventaja[6].
Pero, en lo que respecta a Nola, hay
“mala fe” en sus palabras pues quiere ocultar algo en lo que ella tuvo que ver,
y mucho; Nietzsche dice: “la bestia que
llevamos dentro quiere ser engañada; para no ser despedazados por ella, echamos
manos de la mentira de la moral”. Lo de ella fue una excusa barata como
forma de acallar lo que sucedía y que, como veremos, sucederá pero esta vez con
consecuencias mayores; en ese momento el resultado es un hombre obseso, con las
ansias de seguir quebrando “las buenas costumbres”, después será algo que ni
ella misma podrá de tener porque, como dijera Manuel
Muroty en el “Duelo del
mayoral”, “cuando la sangre se enrabia en las venas no hay(…) quien pueda
calmarla”, expresión muy útil para explicar lo incontrolable de la
pasión.
5-
En
este momento la pasión, como la presenta Woody Allen, inicia su etapa de mayor
desarrollo; ha gangrenado toda la sismicidad de Chris a tal grado que ha entrado en la etapa de violencia; la
desea, pero ella le puso una barrera moral. Hay un momento en que el director
juega con el espectador ya que nos hace que encarnemos el personaje de héroe:
es el momento en que están en una fiesta en la casa de los Hewet; Chris busca a el objeto[7]
de su obsesión y, ¡oh, sorpresa!, ella se encuentra en una lugar cuya ventana
da al jardín posterior donde se sienta él, impotente, desesperado, viendo como
la mujer de su obsesión se entrega voluptuosamente al placer con su Tom. En
este momento se produce un cambio de papeles: surgen dos alter ego: el primero lo encarna el director en la persona de Tom y
el segundo el espectador en quien pasa a desempeñar el papel amante apasionado;
en el momento que Nola se entrega a
Tom, este percibe que alguien observa:¡Somos usted y yo, en la persona de Chris, mirando impotentemente, como la
rubia, con erotismo despampanante, levanta una pierna para quitarse el panti
negro[8]
con el fin de satisfacer sexualmente a su pareja! Y, cuando por fin vamos a ver
una escena encendida, Tom se disculpa con el espectador encarnado en Chris, quién, sin saber qué hacer, se
sienta en una banqueta del patio[9],
desconcertado, resistiéndose a aceptar la sugerencia de ir a otro lado.
Después, nada sucede, sino que el director nos lanza a otra escena, donde
aparecen Chris y Cloe casándose. El
tema de la religión nada aporta en este film, dicho tema no pasa de ser un
“comentario al pie de página” página con la finalidad de aderezar una escena,
acrecentar más la crisis porque ahora el irlandés está casado, lo que implica
que el conflicto moral se torna más crudo: ahora veremos a un adúltero que
violenta no sólo el orden moral sino también el “divino”[10].
6-
La
situación ahora se complica: Chris y
Cloe se casan; si analizamos lo consistente de la relación entre estos dos, es
fácil concluir que quien insistió en ello; sin embargo, tomando como premisa la
escena anterior se intuye que la relación decisión del primero es propio del
despecho, porque la negativa de Nola,
y su máscara de lealtad, añadiéndole la escena del fisgoneo, crearon en aquel
un estado de amargura y desesperación que decidió hacer caso de eso que dice
que, en buen dominicano, “un clavo saca a
otro clavo”. Aunque hay que admitir
que todo responde a una dirección de Allen: complicar más el asunto moral,
porque si antes lucía obsceno por tratarse de la novia de su cuñado y su amigo,
ahora es peor por está más ligado a la familia y su condición de “esposo” le
añaden impedimentos.
Hagamos un aparte. Hay que decir es que la situación de
nuestro amigo en nada ha mejorado; la pasión está ahí, latente, de manera
furtiva; basta un leve empujón y… ¡Ya está, la bestia de la que habla Nietzsche
vuelve a ponerse en evidencia! Pero esta vez más agresiva por tener terreno
abierto: su cuñado ya no tenía interés por Nola,
habían terminado, así que él tenía un motivo para emprender de nuevo su
obstinado empeño en “vaciar toda su bestialidad en el cuerpo de aquella mujer
que lo había poseído bajo aquella tarde lluviosa de “encuentro familiar”. Lo de
Chris, tal y como nos lo presenta
Woody Allen, es desastroso: es un amor despechado y su obsesión no ha
encontrado fin, así que está a la espera de que “su presa” caiga en sus garras,
máxime ahora que se encuentra en desventaja (ya no cuenta con el favor económico
de Tom, está “desamparada” a merced de ese lobo rapaz). Ahora que él sabe la
situación de ella, está al acecho, prepara su emboscada.
Cuando el amor aficiona a un ser único, logra entonces tal intensidad,
tal grado de pasión, que si no puede ser satisfecho, pierden su valor todos los
bienes del mundo y la misma vida. Es una pasión de una violencia sin igual, que
no retrocede ante ningún sacrificio y puede conducir a la locura o al suicidio.
Y la situación de Chris
no es menos, tan violenta es la pasión que ha perdido los estribos. A pesar de
haber disfrutado sexualmente a Nola
aquella tarde, en vez de satisfacción lo que sucedió fue lo contrario: el vació
se acrecentó; se obsesionó, la ha elevado a la cosificado y la quiere para él.
Esta situación que se describe en el párrafo anterior,
responde a la intención del director del film para lanzarnos al siguiente
momento donde lo que se produce es el paso a un camino sin retorno que encaja
en lo que Schopenhauer (Óp. Cit.) plantea cuando habla del placer saciado[11].
Ya aquí nos encontramos en el último
momento donde la pasión, según Woody Allen, ha hecho metástasis, ha minado toda
su existencia y tiene poder sobre su voluntad; la razón ha sucumbido al deseo
incontrolado.
7-
Como
hemos señalado, la intención de Woody Allen es complicar más el asunto, porque,
en definitiva, pretende presentarnos a un héroe cuya moral es retorcida: 1ro,
luego de reencontrase con Nola Rice,
y concertar una cita en su apartamento, miente a su esposa, Cloe, al negarse a
ser acompañado a su trabajo (esto se repite una y otra vez en diferentes
circunstancias, con sus respectivos pretextos). Pero estos detalles el director
los trata con suma rapidez porque el plato fuerte está en el reencuentro: una
vez en el departamento de la rubia, se entrega con efusión al placer sexual;
aquí la pasión se desborda (el tono de bestialidad luce cuando el “hombre
casado” rompe el la blusa a la amante
quien yace debajo de él mientras disfruta la forma de este “disfrutarla”[12]
. Ya la figura de Cloe le resulta repulsiva: aquí Woody Allen ha logrado
recrear en el espectador esa imagen de mujer tiranizada que refiere Balzac (Óp.
Cit.); cada vez que ella se encuentra con Chris
tiene a repetirle lo mismo: “quiere tener hijos, no sale embarazada”; pero no
sólo eso sino que la manera de hacerlo es burda, se comporta como una mujer que
no tiene proyectos (recurso de W. Allen para resaltar la figura de Nola quien, todo lo contrario sólo
piensa en sexo, le da placer a Chris
a cambio de nada, parece que fue concebida únicamente para eso, y así es en el
guión del director, es una mujer hecha para representar a una persona que sólo
sirve para el placer, una hedonista en estilo moderado).
En este momento, en el que el film va
alcanzando su punto culminante, se pone en juego la comparación: Woody Allen
presenta dos escenas en las que el personaje masculino resulta el punto de
intersección entre dos vidas opuestas; no sólo se preocupa por resaltar el
personaje de Nola en función de Cloe,
además de los rasgos fenotípicos, sino las escenas. Por ejemplo, existe un
momento en el que la esposa le dice que se quede, que necesita tener sexo con
él, intento, según ella, muy válido para la fecundación, que el trabajo puede
esperar; él, en su negativa, le responde que no, que tiene muchos compromisos,
que debe irse. Pero ahí mismo, seguida de otra escena, aparece él con Nola quien le dice que se vaya a su
trabajo que él tiene muchos quehaceres; pero él le responde, casi con las
mismas palabras de Cloe, le dice que él trabajo puede esperar, que quiere estar
con ella. En los diferentes encuentros, él se manifiesta placentero después de
una jornada de sexo con la rubia, en contraste con las diferentes escenas en
las que aparece con su esposa en “momentos indistintos”[13]
(la cama, el comedor, en los diferentes encuentros con amigos y familiares).
Pero ahora viene el zarpazo final del
director del film quien, de manera gradual, pasa de lo voluptuoso y mórbido al tema
de la angustia. Algo de Schopenhauer y Sartre aparece en todo esto. De Schopenhauer porque está el problema de la
saciedad emocional donde el individuo, después de saciar toda su sed primitiva,
se ve atrapado por el hastío:
En efecto, como la pasión se funda en una ilusión de felicidad personal,
en provecho de la especie, una vez pagado a esta el tributo, al decrecer, la
ilusión tiene que disiparse. El genio de la especie, que había tomado posesión
del individuo, le abandona de nuevo a su libertad. Desamparado por él, cae en
los estrechos límites de la pobreza, y se asombra al ver que, después de tantos
esfuerzos sublimes, heroicos e infinitos, no les queda más que una vulgar
satisfacción de los sentidos.
Y es aquí donde Woody Allen cierra la historia, llevando todo
al plano del hastío, convirtiendo una historia de pasión en una farsa, una
burla de los sentimientos. Lo que antes nos divertía, se ha convertido en
motivo de preocupación: nuestro héroe, el irlandés Chris Wilton, se ha cansado de la rubia voluptuosa. Entonces, ¿qué
nos queda de esta pasión sino un epílogo triste de una pasión férrea?:
8-
Chris ha dejado de verla, de un momento a
otro, se aleja; siente la preocupación de que algo deja; le preocupa, pero
dicha preocupación responde a un egoísmo que desde el principio de la película
ha estado latente, salvo que ahora es evidente “a secas”, sin disimulos. En
este momento se puede interpretar que el personaje se resiste a repudiar
aquello que deseó sexualmente con obsesión desacerbada, pues sus llamada “a
escondidas” fueron perdiendo interés gradualmente desde que se enteró del
embarazo no deseado de su amante.
Y aquí entra lo sartreano: consciente de su entera
responsabilidad incurre a buscar consejos que ya sabe de antemano[14];
su amigo le aconseja, en función de lo que él mismo le cuenta, que si tanta
pasión siente por la amante, que se una a ella después de dejar su esposa,
consejo que Chris desprecia puesto
que Cloe representa su status quo en
una clase social privilegiada a la que es muy difícil acceder.
La respuesta a su amigo da a entender que el personaje busca
una salida a su angustia. Lo del deseo es una excusa a su vida de infidelidad;
siempre se trato de algo egoísta. Siempre pensó él, y su respuesta a su
confesor indica que en ningún momento es
de su interés hacer frente a la situación de Nola. En toda actitud egoísta, cualquier manifestación de
preocupación por el otro es simple hipocresía, una farsa que busca ocultar las
verdaderas intensiones del que lo padece: la satisfacción de sí mismo[15].
Para Chris “la
suerte está echada”. Queda claro que su fin es el mismo, en cuyo bienestar
fundamenta su existencia en una sociedad a la que ha entrado gracias a su
creador, Woody Allen[16]. Ahora, la que era el móvil de su obsesión, se
torna en su tormento y estorbo. Y es aquí donde la pasión concluye:
9-
Nola no cesa de llamarlo, le exige una
salida responsable de su parte, de lo contrario la tomará ella. Aquí, se
produce un giro entre los personajes; el hastío, tal y como anuncia Schopenhauer,
ha sucedido a la pasión. Chris
utiliza un recurso bajo: se esconde en
Cloe y, a la vez, busca refugiarse en los círculos sociales que esta frecuenta
para evadir a la amante con sus exigencias. Ahora ésta tiene que sufrir sus
mentiras[17];
busca todo tipo de excusa para evadirla, pero hay un problema: ella está
enamorada, alega que su embarazo es producto de la pasión que existe entre
ellos (según ella, es diferente a lo que pasa en su matrimonio donde la
trivialidad impera, razón por la que su esposa no sale embarazada). En las
escenas correspondientes a este momento, el director persiste en resaltar la
sensualidad de ella: su apatía, la forma de presentarla en pantalón corto
mientras se muerde el dedo, sostiene la pretina frontal del pantalón o se rasca
la cabeza (todo esto mientras conversa en él y le manifiesta su “necesidad de
verlo”, rodeada de una oscuridad que hace contraste con su color de piel). Con
esto Woody Allen mantiene despierto el morbo haciendo que el espectador perciba
la ansiedad de la mujer y, subsecuentemente la desee. En los diferentes
momentos de la conversación telefónica ambos personajes centrales sostienen, se
produce un intercambio de personajes y espacio: cada vez que ella aparece es en
la oscuridad formando parte del espacio real del espectador quien, a su vez
ocupa el lugar del héroe, lo que hace que la angustia de éste sea vivida por
todo el que observa el film. Sucedido esto, ocupando el lugar de aquél, uno
llega a la conclusión de que el problema no tiene salida y que el escenario
está preparado para que suceda lo peor. Es como si se hubiera pensado en
Schopenhauer para el epílogo de este film.
La película va descendiendo, en cuanto a lo excitante se
refiere, de manera gradual; después de haber sido guiado por el salón del
morbo, ahora se nos conduce a la salida de la exhibición donde lo que nos
espera es un crimen, el mismo que se anuncia cuando se inicia la película, en
cuya escena aparece el héroe leyendo la novela Crimen y castigo de Dostoievski.
Woody Allen ya tiene resulto matar a la sensual rubia; el
film ya se está terminando y le busca una salida que rompa con el estilo “happy end” hollywoodense; de modo que
anuncia, advierte, cuál es la intensión de Chris y le permite que lleve a cabo
la acción de manera áspera y elegante al mismo tiempo: áspera, porque busca dar
apariencia de que el asesinato es obra de un delincuente, “por asuntos de
drogas”, y porque olvida que no se trata de una mujer cualquiera sino de una
que fue el medio eficaz para satisfacer una pasión brutal que lo devoraba por
dentro; elegante, porque se vale del teatro para tener una coartada perfecta.
Otra forma elegante del doble asesinato[18]
es coincidirla con la interpretación musical: la fuerza del tenor se imprime
en la ejecución de las víctimas; el film y la pieza musical se funden en una
sola interpretación donde el público, o espectador, perciben la agonía del
asesino que busca enmendar su error con otro mucho mayor. El crimen se ha
producido, y el victimario corre a refugiarse en el teatro[19];
el arte es el refugio de Chris; con esto, Woody Allen le otorga al arte la grandeza de esconder las pasiones más
oscuras de sus practicantes.
La pasión ha pasado, y, partiendo de Schopenhauer, la
satisfacción de ésta produce hastío y esto, a su vez, el asco. Ahora el tino ha
vuelto a su lugar y la libertad ha vuelto a su antiguo dueño. Ida la pasión,
una vez lejana aquella que obnubilaba la razón, el individuo cae en una especie
de desamparo en el que se siente responsable de sus actos y de cualquier cosa
que suceda en lo adelante; como dice Sartre[20],
su libertad es su condena y la misma le obliga a elegir; y su elección,
cualquiera que sea (beneficiosa para los “otros” o no), para él será correcta
porque en su libertad prefirió aquello que entendió oportuno para su problema. En
su cordura, está consciente de que tiene que hacer algo al respecto, así sea
cruzarse de brazos y dejar que el mundo se le venga encima. Pero, en fin algo
hace, pero sólo él es responsable y sólo él tiene que asumir a las
consecuencias.
Ahora que la pasión ha desaparecido, Woody Allen nos lleva a
un problema mucho más complejo: nos libera del morbo con el que nos mantuvo
atado a la pantalla durante casi dos horas y nos sumerge en una crisis donde la
“culpabilidad sofocada” es ahora el paso a seguir.
Ha habido doble asesinato[21];
la persona que mata sale, como se ha dicho en párrafos anteriores a refugiarse
en el arte; camino al teatro luce acosado por la conciencia al saber que ha
ultimado a dos personas; pero la culpabilidad es mayor puesto que no hay ningún
alegato más que el egocentrismo. Todo
fue rápido: no dudo en matarlas, sabía que debía proteger su status quo a toda costa, así fuera lo
último que haga; y así fue, eliminó, en el amplio sentido de la palabra, a lo
que le amenazaba.
Woody Allen podría terminar el film con la conclusión de la
policía atribuyéndole el crimen a un robo por drogas; hubiera sido un final
adecuado para una historia cuyo drama gira en torno a un individuo totalmente
egocéntrico; un final adecuado para alguien el mundo comienza y termina consigo
mismo. Pero el director del film quiere presentar el equilibrio moral del
héroe, busca presentar la forma como esa persona sale a camino con una
situación en la que cualquier individuo con el más mínimo de respeto hacia “el
otro” estaría al borde de la locura; pero Chris supera todo esto debido a que
él mismo es el fin de sus acciones.
No interesa aquí el tema del crimen cometido, ya que el mismo
es un recurso que Allen utiliza para especificar la mentalidad del individuo.
Pero hay que advertir que aunque se presenta la manera trivial de Chris escapar
de la justicia, el director lo hace comparecer ante una corte que él, Woody
Allen, ha creado y de la que somos partícipes:
La
pasión culminó con la muerte. Después de recuperar su libertad Chris se
encuentra acosado por su propia conciencia, tribunal ante el cual tiene que
comparecer inexorablemente; allí están los testigos (Nola y la anciana) y el
espectador funge como jurado. Por el diálogo[22],
queda evidenciada la personalidad retorcida de Chris; éste no se defiende; admite
lo absurdo de su error y, al mismo tiempo, con total descaro afirma que todo
fue un medio eficaz que lo conduciría a un plan mayor: su propio bienestar. Al
final, queda concluido que la conciencia de Chris siempre estuvo subordinada a
sus deseos; la frialdad de su respuesta a las objeciones de sus víctimas indican
que siempre fue lo que ahora se conoce: un ente frío, sin ningún tipo de
interés por otro que no sea él mismo. En
su último comentario, Woody Allen advierte que nada sucederá cuando responde a
la sentencia de Nola diciendo: “Lo correcto sería ser descubierto y castigado, al menos
habría una mínima señal de justicia, una mínima cantidad de esperanza de
imposible sentido”.
Lo demás, en lo
que se refiere al final, es elemento decorativo, un recurso que usa el director
para aderezar lo que en realidad le interesa; porque todo el film no es más que
una invención creada con el simple propósito de tratar el tema del deseo sexual
enmarcada en lo más abyecto del placer.
La película
termina con la familia reunida celebrando la llegada de un nuevo miembro a la
familia Wilton-Hewet. Todos rodean al recién nacido y buscan su parecido.
Alguien inicia una conversación en torno a su futuro, y Tom secunda augurando
que será un “niño con mucha suerte”, expresión puesta en boca del personaje
para retomar el reafirmar el tema de la suerte que se mantuvo transversalmente
en todo el film, pues a Chris todo le vino como caído del cielo, incluso el librarse de la cárcel.
La felicidad de la
familia es notoria. Sin embargo, como un elemento excluido del conjunto
familiar, resalta la figura de Chris quien
luce pensativo como si en ese mismo instante fuera atormentado por su
conciencia. Cloe se le acerca y le habla de “tener más hijos”; su indiferencia
es lo que ella obtiene por respuesta, actitud que ella sobrelleva gracias a su
papel de “mujer nacida para ser tiranizada”.
Por: José E.
Flete-Morillo.
[1]
. Existen marcadas acepciones sobre la “pasión” que diferencian entre sí: unos
la definen como una “emoción violenta”, como Alberto Merani; otros, en cambio,
lo presentan como un estado de ánimo; sin embargo, ambos están de acuerdo de
que su presencia neutraliza la voluntad del individuo.
[2]
. Donald Spoto en Hitchcock: la cara
oculta del genio señala que en sus orígenes, los ingleses despreciaban el
cine por considerarlo muy propio de las personas de escasa formación
intelectual y dada a la vida desordenada, preferían el teatro como opuesto del
cine. Quizás, partiendo de este dato, Boody Allen, insiste en que la familia a
la que entra Chris, el héroe del film, es una familia rica por ascendencia.
[3]
. El lente de la cámara capta la portada del texto mientras el héroe lo
sostiene; esta toma revive la escena en la que el personaje de la novela se
encuentra en la habitación atormentado por la tentación de un crimen aún no
cometido. Este cuadro delata la trama de la película.
[4]
. En la entrevista de empleo, Chris luce parco, parece que sólo se interesa por
conseguir el “pan nuestro de cada día”; responde a las preguntas de manera
trivial. Aún la hoja de vida, curriculum
vitae, se pinta poco atractiva, como
si la entregara nada más por cumplir con un requisito.
[5] .
La vida de los Hewet es agraciada por la abundancia, de ahí que miren las cosas
con normal trivialidad.
[6]
. Aquí entra, entonces, el tema de la pasión en lo referente a la
neutralización de la voluntad. Si retomamos la definición que Merani nos da,
“emoción violenta”, en tanto riñe con los principios éticos, resulta de fácil
entender que la situación que el Director nos propia de alguien que está, o
empieza por estar, fuera de sí, lo domina la ansiedad, el deseo de estar con
Nola, no importa bajo qué precio (por el momento). Schopenhauer (1970) dice que
“Si el placer de los sentidos no ocultase
más que la satisfacción de una necesidad imperiosa, sería indiferente la
hermosura o la fealdad del otro individuo”, y es esa necesidad imperiosa la
que neutraliza el sentido de Chris quien no tiene control de sus emociones. Con
la situación de este personaje, y con lo que nos describe el filósofo, podemos
entender las razones en que un individuo, por más ilustrado que sea sucumbe a
la pasión. La Antigüedad está plagada de esos casos en que los grandes hombres
de entonces sucumbieron inexorablemente a los encantos de una mujer: la Biblia
nos habla del Rey David, Homero nos lo presenta como la causa de una guerra, y,
no menos apropiado, es la pasión furtiva que vivieron Marco Antonio y
Cleopatra.
[7]
. Cuando la pasión se torna incontrolable, el que la padece hace de su aquello
por quien siente inclinación el objeto de todas sus acciones. En el caso de la
pasión sentimental o amorosa, cosifica a la persona deseada haciendo que todo
lo que le rodea sea un espacio para dos, o sea para sí y la persona a quién
desea. Esto podemos verlo en la canción Noelia
que interpreta el fenecido cantautor Nino Bravo, canción que narra la historia
de un amor platónico.
[8]
. En diferentes ocasiones, Woody Allen utiliza el color negro para acrecentar
el sentido de voluptuosidad en Nola Rice; el color contrasta con el color de
piel de la actriz haciendo que el espectador repare en ciertos detalles de la
escena mórbida.
[9]
. Esa escena en la que Chris fisgoneando a Nola y a Tom en su juego erótico,
asemeja al cinéfilo ante la pantalla observando algún plano de sexo
[10]
. No es que el tema de la religión sea determinante, de hecho, solamente
aparece en dos ocasiones indistintamente, y en la escena que corresponde a
Chris el cura resulta un poco histriónico, no se la toma en serio; es como si
el personaje del cura fuera el alter ego de Woody Allen para presentar lo
inverosímil de este matrimonio.
[11]
. (…)” No es sólo la pasión quien a veces tiene un desenlace trágico. El amor
satisfecho conduce también más a menudo a la desdicha que a la felicidad.
Porque las exigencias del amor, en conflicto con el bienestar personal del
amante, son tan incompatibles con las otras circunstancias de la vida y sus
planes acerca de lo venidero, que minan todo el edificio de sus proyectos, de
sus esperanzas y de sus sueños” (A. Schopenhauer).
[12]
. Quizás alguien repare en que digo “disfrutarla” y no “hacerle el amor”, esto
responde a la intención de coincidir con Schopenhauer de que cuando la pasión
aborda al individuo lo que existe es una marcada intención egoísta de
satisfacerse únicamente él; no hay amor, sino una obsesión que busca satisfacer
ese instinto puramente animal.
[13]
. Esto así porque Woody Allen presenta el mismo personaje de Chris Wilton
rodeados de los mismos tipos de personas adineradas, familias o no, con
conversaciones triviales, sosas, mientras que su mundo se desploma durante y
después de sus eróticos encuentros con Nola rice.
[14]
. En El existencialismo es un humanismo”,
Sartre señala que la selección del consejero es indicio del tipo de consejo
que se busca.
[15]
. En la pasión, el sujeto cae en una especie de egocentrismo desmedido que
entiende que solamente puede ser feliz logrando su cometido. No piensa en la
situación del otro (esto sucede especialmente en la pasión sentimental o
amorosa), si es feliz o no, si lo perjudica o no. En la Biblia, se relata el
caso de uno de los hijos de David, quien se enamoró apasionadamente de su media
hermana; tanta fue su pasión que se fingió enfermo para lograr que esta
acudiera en su auxilio; una vez a solas con ella, la violó y desechó posteriormente,
porque ella nunca fue el objeto de su felicidad sino él mismo; ella nunca fue
el fin sino un medio. En la pasión,
desde cualquier ángulo que se vea, el fin siempre será uno mismo. Dice
Descartes (2013) que “el principal efecto de todas las pasiones en los hombres es que
incitan y disponen su alma a querer las cosas para las cuales preparan sus
cuerpos; de suerte que el sentimiento del miedo incita a huir, el del valor a
luchar, y así en otros casos”.
[16].
Porque, a decir verdad, esa forma de entrar a un círculo restringido como lo es
la aristocracia sólo se ve en las “novelas
rosa”. La aristocracia es cerrada, es
impenetrable e inmune a los efectos de la suerte.
[17]
. Hay que advertir que la mentira es lo más normal en el individuo: esta surge
en los momentos que éste se ve acorralado; mentimos porque nos sentimos en
desventaja y porque sabemos que somos los únicos responsables de nuestras
propias acciones.
[18]
. En esta escena se hace un tributo a Doble crimen en la calle Morgue, de Edgar Allan Poe; la manera brutal del
asesinato que se refiere en el relato se repite en el film cuando Chris abusa
de la ingenuidad de la anciana para matarla y de la confianza con la que Nola
se dirige a su casa con la esperanza de encontrarse con él; además el relato tiene
en común con el film que las víctimas son una joven y una anciana, y que el
verdadero culpable es desconocido en el momento de la investigación. El Sr.
Dupin es encarnado en el detective cuya agudeza le lleva a relacionar el doble
asesinato con Chris.
[19]
. Esto se puede interpretar como una recreación del asesinato del Presidente
norteamericano, John F. Kennedy en el que el magnicida se refugia en el teatro.
Esta semejanza permite hiperbolizar el crimen de las mujeres gracias a símil
que se utiliza para matizar la acción.
[20] .
El existencialismo es un humanismo.
[21]
. Alguien corregirá que el asesinato es triple puesto que la amante estaba
embarazada; pero no, puesto que el mismo Woody Allen, por boca del héroe,
citando a Sófocles, dice que la criatura no formaba parte del drama porque, al
no haber nacido, nunca existió.
Nola: -¡Chris…!
Chris: -¡Nola...! No fue fácil, pero al llegar el momento pude
apretar el gatillo. No conoces a tus vecinos hasta que hay una crisis. Aprendes a esconder la
conciencia bajo la alfombra y a seguir. Tienes que hacerlo. Sino aquello te
supera.
Anciana: -¿Y yo qué? ¿Qué hay de la vecina de enfrente? No tenía
nada que ver con este horrible asunto. ¿No
hay el menor
problema en que yo muera siendo solo una inocente?
Chris: -Los inocentes son sacrificados a veces para paso a un
orden mayor. Usted fue un daño colateral.
Anciana: -¿También lo fue su hijo?
Nola: - Prepárate para pagar el precio Chris, tus actos
fueron torpes, llenos de fallos. Casi como de alguien que suplica ser
descubierto.
Chris: -Lo correcto sería ser descubierto y castigado, al
menos habría una mínima señal de justicia, una mínima cantidad de esperanza de
imposible sentido.

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