Cine, filosofía, gratitud, belleza, fe, filósofo, teología. odio, duda.

jueves, 10 de enero de 2019

Match Point: el problema de la pasión al estilo Woody Allen.-


Como sabía que debía conocer el contenido del film previo a su presentación, me dispuse a echarle un vistazo.  Más de hora y media frente a mi computador fueron suficientes para entender que el dependiente del video-club sabía lo que me estaba recomendando: una excelente película de Woody Allen titulada Match Point,  un film cuyo contenido nos habla de la fuerza devastadora de la pasión.Entré al video club y le solicité al dependiente la película “El club del emperador”, pero para mi sorpresa la película ya había sido rentada y no había copia. Viendo el joven mi premura, después de consultarme sobre la finalidad de mi búsqueda me recomendó que otra película que cumplía perfectamente con mis propósitos. Le miré fijamente y, fingiendo convicción, salí del kiosco dudando que aquella película que me llevaba encajara con los señalamientos que Sartre hace en el texto El existencialismo es un humanismo. No quería esa película, pero la actividad planificada era al día siguiente y tenía que dar una respuesta inmediata a las exigencias de las personas que esperaría por mí.
Y es precisamente de lo que quiero hablar, de la pasión amorosa. ¿Y qué película mejor que esta se presta para tratar un asunto cuyos efectos llevan al individuo, según sea su carácter, a incurrir en acciones que pueden llevarle a conclusiones insospechables?

Pero antes, es preciso hacer un enfoque general que nos permita comprender el tema de la pasión en sus diferentes vertientes concluyendo al final con el tema propuesto, pues el film presenta una historia en el que la pasión emocional rompe con la normativa moral incurriendo en una violencia que atenta contra la libertad del individuo quien una vez libre de esta, más bien en estado de abandono, cae en una especie de hastío que le conduce al asco.

¿Qué es la pasión?
La vida del ser humano es compleja en tanto su felicidad depende del otro. Es la participación de este último lo que modifica el estado emocional en el que se encuentra aquél. Me explico, nuestra armonía es tal hasta que nos damos cuenta de que alguien existe y, a su vez, le damos participación en nuestras vidas. Al respecto, alguno dirá que poco le importa que la presencia de alguien que no conoce; sin embargo, cuando se entera que ese individuo a quien no conoce le sucede algo de gravedad, manifiesta un leve malestar, se lamenta como si él fuese el afectado. En fin, de cualquier forma, tengamos o no cercanía con el “otro” nuestras vidas reciben cierta alteración, basta solamente que nos percatemos de él.
Odio, alegría tristeza, amor, bondad, fe, celos, amargura, envidia, desprendimiento, martirio, cualquier otra cosa que guarde relación con todo esto, implica la presencia del otro. Por ejemplo, en el mito bíblico del “pecado original”, se relata que cuando el hombre pecó, lo primero que hizo fue esconder su desnudez y subsecuentemente mentir debido a la presencia del “otro” representado en Dios. Es de común conocimiento que la presencia del “otro” tiene para nosotros una implicación moral.
En función de esa relación el drama de nuestras vidas se complica en la medida que la relación se estrecha; el dolor que nos produce la ausencia de una persona es directamente proporcional al grado de cercanía que exista. Mientras más cercana es la persona más dolorosa es la ausencia.
Ahora bien, vista la forma en que los demás inciden en nuestro equilibrio emocional, se intuye que la pasión, para su razón de ser, depende de alguien que ayude al nivel de intensidad de la misma en el individuo que la padece. Alguien debe alimentar mis sentimientos. Si no hay quien provoque en mí una herida sentimental difícilmente pueda existir en mí el deseo de verle muerto.  
Alberto L.  Merani (1979) nos ofrece una definición de la pasión que nos ayuda a centrarnos en la especificidad de este problema. Dice que la pasión es “una emoción violenta, por lo común duradera o reiterada, cuyas manifestaciones revelan fallas de autocontrol., como ocurre en algunos casos de amor, de odio, de entusiasmo, etc.”[1]. Esta definición nos habla de una especie de fuerza que empuja a cualquier individuo a incurrir en acciones que atentan, en muchos casos, en contra de su dignidad y reputación.
Si se analiza la expresión “emoción violenta”, se percibe con claridad que se está ante una fuerza devastadora que obnubila la capacidad de autodominio que tiene el individuo. Estamos hablando de un tipo de emoción que rompe con los parámetros de restricción que el individuo recibe de sí mismo y de la sociedad. No es una emoción cualquiera que se manifiesta con una algarabía, en el caso de que gane el equipo de beisbol preferido, por ejemplo. Se habla de un estado de ánimo que carcome la ecuanimidad de cualquier persona culminando en un desenlace fatal o un triunfo inesperado.
Un ejemplo. El cantante popular Vico C, en la canción Yerba Mala, relata la historia de un niño cuyo padre fue ultimado por el personaje que lleva el nombre de la canción; el infante fue creciendo con la idea de vengar a su progenitor; entró en el mundo de la delincuencia y las drogas con la finalidad de encontrarse con el asesino. Ya hombre, logró encontrarse con el victimario y, una vez frente a él, ejecutó el plan que había planificado durante más de veinte años. Puede intuirse que la felicidad no era parte del niño pues sus sueños estaban cifrados en dar fin a quien ultimó  a su padre.
La pasión es duradera, se incuba en el individuo y tiene fin cuando aquél ha logrado sus deseos. Esa fuerza voraz va corroyendo el ánimo y no se detiene hasta que sucedan una de dos cosas: o se sacia la sed que provoca (venganza, consumación de algún acto deseado)  o el suicidio del individuo, producto de la depresión provocada por el estado efervescente del problema en cuestión. Son numerosos los ejemplos que ilustran lo expuesto, ejemplos que encontramos en el diario vivir como en los relatos que nos brindan la creatividad artística en la literatura y la canción popular.
La pasión, esa emoción violenta de la que habla Merani, permea todos los aspectos de la vida del ser humano: tiene su accionar desde lo trivial hasta lo amatorio. Entendiéndola como inclinación hacia algo o alguien hace que quien la padece enfoque todo su interés y fuerza en aquello que se torna el centro de atención, por no decir “razón de ser”. Las plantas, los animales, una determinada persona, una equis religión, el deporte, cualquier cosa que sea comprensible al entendimiento, es motivo de pasión en el individuo; de alguna forma nos sentimos inclinados a eso que se torna nuestra felicidad o, mejor dicho, el fin último de nuestras acciones. De alguna forma eso que nos causa inquietud se torna en el móvil de lo que hacemos llevándonos a conclusiones inconmensurables.
La pasión puede ser alimentada de diferentes formas, todo depende de la situación que viva el individuo: el rencor, el odio, una meta un sueño, una ilusión, una fantasía, entre otras cosas que incidan en el estado anímico de la persona.  Todas esas incidencias ayudan en el acrecentamiento de esa inclinación que da sentido, orienta, la vida de las personas. Visto esto podemos volver al film Match Point, de Woody Allen, film en el que se presenta la manera como la pasión neutraliza el principio de autonomía en el héroe.

Macth Point: la trama de una pasión desenfrenada.
 Es un film de Woody Allen. Trata de una situación pasional producida entre Chris Wilton y Nola Rice, personajes principales de este drama. El contexto en el que se desarrolla la historia corresponde a una familia británica económicamente acaudalada; por la insistencia del director en resaltar la inclinación de esta familia por el teatro de la ópera, se puede intuir que se trata de una familia de la clase alta[2]. Otra nota que denuncia los orígenes privilegiados de la familia es la mansión, con forma de castillo, que poseen en campo hacia donde van con frecuencia a vacacionar; todo esto sin referirnos a los gustos refinados por lo culinario, lo artístico y lo deportivo.
Chris Wilton es un jugador de tenis de origen irlandés que opta, en vez de continuar en las competencias, por ser instructor del deporte mencionado y así abrirse paso por la vida. De sus orígenes nada se conoce, algo muy típico de un inmigrante que trata de situarse en una comunidad cuyas exigencias crean un abismo entre su realidad sociocultural y la de aquellos a quienes la fortuna, al parecer, les pertenece por capricho.
Sin embargo, la descripción que Allen hace del héroe apunta a perfilar un personaje que puede adaptarse fácilmente al clima sociocultural citado gracias a que Chris posee una formación no poca escasa. Cuando se le instala en la habitación rentada, decide descansar al tiempo que recrea su imaginación con la lectura de Crimen y Castigo de Fiodor Dostoievski[3] .  Esta descripción anuncia la entrada de un personaje hábil y manipulador capaz de hacer que todo corra a su favor, o sea, tiene la capacidad de hacer que los demás suplan sus necesidades sin que él se lo pida.
La suerte le sonríe a Chris Wilton y le llega de porrazo, pues se le asigna un aficionado que se torna lazarillo al introducirle en un mundo cercano, pero ajeno, para él. El personaje de Tom Howcre funge en esta trama como un nexo entre dos historias: una cuya vida está llena de estrecheces (y sin ningún interés[4] ni motivación, más bien indiferente al futuro y a todo lo que éste implique) y otra cuyas necesidades ni se mencionan simplemente por no existir gracias al milagro de la abundancia[5].
El encuentro con Tom supone no solamente el tránsito de la necesidad a la abundancia, sino también, y es lo que el director quiere señalar, el encuentro entre dos personas que experimentarán una pasión desenfrenada a tal grado que omitirán los principios que rigen el correcto proceder entre individuos con intereses comunes. Una vez Chris se percata de la presencia de Nola Rice, se inicia la historia de una pasión cuya satisfacción va más allá del simple acto sexual pues a todo esto le sucede un conflicto compuesto por la lujuria, la obsesión y la posterior culpabilidad reprimida (de esto hablaremos al final de este ensayo).  
No le fue difícil a Chirs establecer una amistad con Tom Hewet; bastó un poco de atención y motivación, y ya estaban hablando de cosas personales; obviamente, quien iniciaba la conversación era el segundo porque el primero lucía un tanto reservado, cuando no mostraba desconocimiento o asombro por lo que escuchaba de aquél. El asunto es que Tom Hewet, en la película, hace las veces de elemento subordinante ya que simplemente aparece en la película como excusa para introducir la historia de una pasión. 
Todo está preparado para el encuentro entre Chris Wilton y Nola Rice: Tom ha invitado a su instructor de tenis a una fiesta en su casa y, enfrentada a otro de los concurrentes de la fiesta en un juego de pin-pon, estaba Nola Rice: lucía lasciva con aquel vestido blanco cuyo descote se aproximaba a  los senos. Es allí, en ese lugar donde se inicia la pasión entre estas dos personas. La metáfora del juego indica quién es el que tomará el control y la ha de terminar: ambos sostienen la raqueta, pero quien dirige es él, que la toma por la cintura u la atrae hacia sí, enseñándole, “cómo es que se hace”, porque al fin ella comprendió que quien dirige el juego ahora es él y que ella no es más que una novata que debe “aprender”.
Woody Allen, valiéndose del personaje de Cloe Hewet, resalta la voluptuosidad de Nola; contrapone estos personajes con el fin de crear en el espectador la impresión de que presencia una de sus mayores creaciones: Nola Rice, mujer voluptuosa cuya vida equidista entre el arte y la lascivia. Si se observa bien el film, se puede afirmar que las apariciones de una arrastra consigo las apariciones de la otra, tanto así que se trata de un símil de la “dialéctica del bien y del mal” pero atendiendo al punto de la voluptuosidad. Es decir, el director del film, crea una especie de antítesis entre dos figuras distantes pero con la sensualidad como punto de enlace entre ellas. No es que la dos sean sensuales, sino que lo que una desestima en su interés por la maternidad la otra lo posee de forma natural.
Cloe Hewet es el tipo de mujer que describe Honorato de Balzac en Eugenia Grandet cuando describe a la madre de Eugenia, la señora Grandet: “una de esas mujeres que parecen haber nacido para ser tiranizadas”. Su vida es mesurada, es flemática con exageración: las escapadas de Chris, sus evasivas inexplicadas, su frialdad en la cama, todo eso,  en vez de alertarla sobre una posible infidelidad de parte de aquél, la conminan a sospecharse culpable y a tratar de buscar la manera de ser “una buena mujer”. Incluso, su ambición primera es tener hijos. Vive una vida rescatada sumergida en su gusto por el arte. Tan fría es la personalidad de ésta que cualquiera se siente compelido a mirarla con indiferencia y aferrarse a la voluptuosidad de Nola Rice, que es lo que quiere el director del film.  
Sin dudas, Woody Allen logra su plan, de acuerdo con lo anterior: ya ha captado nuestra atención y nos dice que, contrario a aquella mujer rescatada, con los perfiles de una ama de casa, añadiéndole lo poco atractiva,  hay una muchacha que, a pesar de ser un fracaso en lo profesional, es toda una sensualidad capaz de despertar los deseos lascivos más bajos en cualquier hombre. Allí está ella, Nola Rice, trotando por el mundo, sin una visión precisa del futuro, pero, es lo que importa, está preciosa, seduce con la miraba y enloquece con sus gestos. Por tal razón, Chris quedó atrapado en sus sensualidad; la pasión lo esclavizó y, a pesar de que juró lealtad a Cloe Hewet, quien es ahora su esposa, su furtiva obsesión por Nola Rice se acrecienta cada vez más.
El director, obedeciendo a su propio orden de presentar las cosas, logra que el espectador pueda capta la manera en que una pasión va evolucionando hasta desembocar en una situación angustiosa cuya solución demanda una salida inmediata, para Nola, e insospechada y abrumadora, para Chris.
1-      Todo comienza, como describíamos en incisos anteriores, en una mesa de pin-pon. Allí se pone en evidencia la arrogancia pasiva, de parte de Chris, y la inocencia lúbrica, de parte de Nola. Allí se enfrentan tratando de imponer su voluntad sobre el otro: él la toma de la cintura, mientras le instruye en el “dominio de la raqueta”, como si tratara de imponerse sobre ella, pero ella observa a su interlocutor, desestima la instrucción mientras que lo posee con la mirada. En esa escena, Woody Allen da un sentido dialéctico a la danza, pues allí se discute sobre quien se impone en el acto sexual; todo parce que es Chris quien dirige, sin embargo ella ríe, voluptuosamente, entendiendo lo que éste quería dándole a entender, con sus palabras, “sobre lo arriesgado de un juego tan agresivo” (paráfrasis de la traducción). Pero el hechizo se rompe cuando Tom, su pupilo, le dice “¡Ah, aquí estás…! Por cierto, ella es Nola, mi novia; con esta este enunciado, se inicia una crisis, en el espectador que disfruta del film, pues sabe que amar a esa mujer es entrar en un dilema moral, pues es la mujer de su amigo, y a este le debe lealtad. Aunque con esta presentación se termina la escena de la mesa de juego, queda en espectador la sensación de querer saber más.

2-      Conozcamos las circunstancias en que Cloe Hewet y Chris Wilton se conocen y, posteriormente casan, situación que se utiliza para hacer que se desee más la empatía entre éste y la novia de su alumno. Woody Allen crea esta situación para introducir a ese aventurero irlandés en el mundo de la aristocracia británica; crea el ambiente refinado, allí introduce gradualmente al héroe con el fin de hacer que la pasión se torne más retorcida, para acrecentar el sentido mórbido del drama. Porque, con un escenario en el que todo parece perfecto por ser de gustos refinado (he aquí el sentido de la ópera), la degradación moral se torna más sórdido e placentero al mismo tiempo.  Veamos: Tom introduce a Cloe en la vida de Chris, ahora aquél sale del escenario y ahora son Cloe y Chris; estos comienzan a compartir gustos y se inicia un romance prácticamente forzado por Cloe, que luce como una solterona temerosa de entrar a cierta edad en la que ya no se pueda tener hijos; en cierta ocasión van al cine (presentado como lugar de descenso moral pues aquella se torna muy evidente en cuanto a sus deseos) Chris capta el verdadero sentido de su preocupación y la atrae hacia sí y la besa, ella cede y le pide ir a su “cuartucho”, solicitud que denota crudeza en lo mórbido de la conversación. Una vez allí, rodeada de pobreza, la muchacha aristócrata da soltura a su pasión mientras que Chris se muestra algo mesurado (obviamente, el director guarda la acción bestial de éste para su encuentro con Nola, es solamente un anuncio de lo que se avecina, esta escena no debe ser fuerte pero se necesita para resaltar aquellas en que los personajes principales se entregan a un acto adulterino de manera desenfrenada; en fin lo que se quiere es introducir gradualmente al espectador en la historia de una pasión desenfrenada.

3-      Una vez alcanzado el orgasmo, Cloe, digamos por agradecimiento, se encarga de introducir a Chris Wilton en la familia, estrategia que Allen utiliza para llevarnos a una situación donde el “aparente” tímido irlandés manifiesta lo que en realidad es: un obseso empedernido nihilista, pues sabiendo que Nola es la novia de su alumno y, ahora, cuñado, no ha renunciado a entregarse a esa pasión furtiva que lo calcina por dentro. Quiere aplacar sus ansias, y se mantiene al acecho; no hay norma que se lo prohíba para él no tienen relevancia. Su parquedad en su forma de hablar evidencia que presenciamos a un individuo capaz de cometer el más horrendo acto y aplacar su conciencia cuando esta se torna contra él. La oportunidad aparece: en la casa de campo,  Nola es vejada por la ,madre de su novio, Tom, cuando ésta le enrostra su escasa cualidad de actriz; Nola, humillada, sale al patio y desaparece bajo la lluvia (pues llueve) en el inmenso jardín; Chris lo advierte y corre tras ella; la encuentra; solos conversan, muy próximos; ella intuye lo que él quiere y le advierte del problema moral que eso implica, pero, como buen nihilista, desestima el código moral y la atrae hacia sí; bajo la lluvia, en pleno campo y a “cielo abierto” se entregan a la más burda pasión; no importa la moral, ella está depresiva y él toma la oportunidad de “alivianar su carga” emocional, “se entrega por completo a sacarla de su depresión de actriz frustrada”; se tiran al suelo, ella se le sube encima y cuando se prepara para desnudarla (cuando ya estamos listos para ver la desnudez de la preciosa Scarlett Johansen)…rápidamente el director cambia de escena. Lo que le interesa al director no es la exhibición del acto sexual sino su sugerencia, presentarlo de manera mórbida dejando el resto a  la imaginación del público. Allí, en aquél ambiente de lluvia y sexo, quedó sugerida la conclusión de una pasión que, paradójicamente, apenas se inicia (y allí quedamos nosotros, fisgoneando lo que los demás ignoran, ellos estaban envueltos en sus trivialidades mientras nosotros disfrutábamos de un poco de pornografía sugerida).

4-      Estamos otra vez en el teatro; pero ya no es Cloe quien mira saturada de deseos a Chris, sino que éste es quien mira a Nola; son estos dos últimos los personajes centrales de esta historia de pasión. Él la persigue con la mirada en la oscuridad del palco que ocupa la familia Hewet; ya no importa Cloe, ni lo que diga Tom (ambos son una simple referencia al pie de página  creada por el director del film con la finalidad de aclarar ciertas cosas sobre el problema pasional que se nos presenta en esta historia). Todos están atentos a la presentación, en eso sueno el teléfono de Tom: es para Nola. sale al pasillo para contestar la llamada y Chris la persigue; cuando concluye la llamada, él le cuestiona su indiferencia, ella argumenta que lo que sucedió entre ellos fue “algo que simplemente pasó” y nada más, que ambos están comprometidos y que eso “ya no debe ser”. Una respuesta que él no quiere aceptar. En esta escena, ya Chris ha sucumbido a los encantos de esa “actriz de segunda”. Aquí se pone en realce  el estado de dependencia del joven irlandés quien es presa de su propia pasión; ya no es él quien domina sino ella; ha sufrido un revés en su “juego agresivo”: ahora es él quien está en desventaja[6]. Pero, en lo que respecta a Nola, hay “mala fe” en sus palabras pues quiere ocultar algo en lo que ella tuvo que ver, y mucho; Nietzsche dice: “la bestia que llevamos dentro quiere ser engañada; para no ser despedazados por ella, echamos manos de la mentira de la moral”. Lo de ella fue una excusa barata como forma de acallar lo que sucedía y que, como veremos, sucederá pero esta vez con consecuencias mayores; en ese momento el resultado es un hombre obseso, con las ansias de seguir quebrando “las buenas costumbres”, después será algo que ni ella misma podrá de tener porque, como dijera Manuel Muroty en el “Duelo del mayoral”, “cuando la sangre se enrabia en las venas no hay(…) quien pueda calmarla”, expresión muy útil para explicar lo incontrolable de la pasión.

5-      En este momento la pasión, como la presenta Woody Allen, inicia su etapa de mayor desarrollo; ha gangrenado toda la sismicidad de Chris a tal grado que ha entrado en la etapa de violencia; la desea, pero ella le puso una barrera moral. Hay un momento en que el director juega con el espectador ya que nos hace que encarnemos el personaje de héroe: es el momento en que están en una fiesta en la casa de los Hewet; Chris busca a el objeto[7] de su obsesión y, ¡oh, sorpresa!, ella se encuentra en una lugar cuya ventana da al jardín posterior donde se sienta él, impotente, desesperado, viendo como la mujer de su obsesión se entrega voluptuosamente al placer con su Tom. En este momento se produce un cambio de papeles: surgen dos alter ego: el primero lo encarna el director en la persona de Tom y el segundo el espectador en quien pasa a desempeñar el papel amante apasionado; en el momento que Nola se entrega a Tom, este percibe que alguien observa:¡Somos usted y yo, en la persona de Chris, mirando impotentemente, como la rubia, con erotismo despampanante, levanta una pierna para quitarse el panti negro[8] con el fin de satisfacer sexualmente a su pareja! Y, cuando por fin vamos a ver una escena encendida, Tom se disculpa con el espectador encarnado en Chris, quién, sin saber qué hacer, se sienta en una banqueta del patio[9], desconcertado, resistiéndose a aceptar la sugerencia de ir a otro lado. Después, nada sucede, sino que el director nos lanza a otra escena, donde aparecen Chris y Cloe casándose. El tema de la religión nada aporta en este film, dicho tema no pasa de ser un “comentario al pie de página” página con la finalidad de aderezar una escena, acrecentar más la crisis porque ahora el irlandés está casado, lo que implica que el conflicto moral se torna más crudo: ahora veremos a un adúltero que violenta no sólo el orden moral sino también el “divino”[10].

6-      La situación ahora se complica: Chris y Cloe se casan; si analizamos lo consistente de la relación entre estos dos, es fácil concluir que quien insistió en ello; sin embargo, tomando como premisa la escena anterior se intuye que la relación decisión del primero es propio del despecho, porque la negativa de Nola, y su máscara de lealtad, añadiéndole la escena del fisgoneo, crearon en aquel un estado de amargura y desesperación que decidió hacer caso de eso que dice que, en buen dominicano, “un clavo saca a otro clavo”.  Aunque hay que admitir que todo responde a una dirección de Allen: complicar más el asunto moral, porque si antes lucía obsceno por tratarse de la novia de su cuñado y su amigo, ahora es peor por está más ligado a la familia y su condición de “esposo” le añaden impedimentos.
Hagamos un aparte. Hay que decir es que la situación de nuestro amigo en nada ha mejorado; la pasión está ahí, latente, de manera furtiva; basta un leve empujón y… ¡Ya está, la bestia de la que habla Nietzsche vuelve a ponerse en evidencia! Pero esta vez más agresiva por tener terreno abierto: su cuñado ya no tenía interés por Nola, habían terminado, así que él tenía un motivo para emprender de nuevo su obstinado empeño en “vaciar toda su bestialidad en el cuerpo de aquella mujer que lo había poseído bajo aquella tarde lluviosa de “encuentro familiar”. Lo de Chris, tal y como nos lo presenta Woody Allen, es desastroso: es un amor despechado y su obsesión no ha encontrado fin, así que está a la espera de que “su presa” caiga en sus garras, máxime ahora que se encuentra en desventaja (ya no cuenta con el favor económico de Tom, está “desamparada” a merced de ese lobo rapaz). Ahora que él sabe la situación de ella, está al acecho, prepara su emboscada.
Schopenhauer (Óp. Cit.), hace una reflexión muy apropiada para este caso en cuestión. Dice:
Cuando el amor aficiona a un ser único, logra entonces tal intensidad, tal grado de pasión, que si no puede ser satisfecho, pierden su valor todos los bienes del mundo y la misma vida. Es una pasión de una violencia sin igual, que no retrocede ante ningún sacrificio y puede conducir a la locura o al suicidio.
Y la situación de Chris no es menos, tan violenta es la pasión que ha perdido los estribos. A pesar de haber disfrutado sexualmente a Nola aquella tarde, en vez de satisfacción lo que sucedió fue lo contrario: el vació se acrecentó; se obsesionó, la ha elevado a la cosificado y la quiere para él.  
Esta situación que se describe en el párrafo anterior, responde a la intención del director del film para lanzarnos al siguiente momento donde lo que se produce es el paso a un camino sin retorno que encaja en lo que Schopenhauer (Óp. Cit.) plantea cuando habla del placer saciado[11].  Ya aquí nos encontramos en el último momento donde la pasión, según Woody Allen, ha hecho metástasis, ha minado toda su existencia y tiene poder sobre su voluntad; la razón ha sucumbido al deseo incontrolado.
7-      Como hemos señalado, la intención de Woody Allen es complicar más el asunto, porque, en definitiva, pretende presentarnos a un héroe cuya moral es retorcida: 1ro, luego de reencontrase con Nola Rice, y concertar una cita en su apartamento, miente a su esposa, Cloe, al negarse a ser acompañado a su trabajo (esto se repite una y otra vez en diferentes circunstancias, con sus respectivos pretextos). Pero estos detalles el director los trata con suma rapidez porque el plato fuerte está en el reencuentro: una vez en el departamento de la rubia, se entrega con efusión al placer sexual; aquí la pasión se desborda (el tono de bestialidad luce cuando el “hombre casado” rompe el la blusa a la  amante quien yace debajo de él mientras disfruta la forma de este “disfrutarla”[12] . Ya la figura de Cloe le resulta repulsiva: aquí Woody Allen ha logrado recrear en el espectador esa imagen de mujer tiranizada que refiere Balzac (Óp. Cit.); cada vez que ella se encuentra con Chris tiene a repetirle lo mismo: “quiere tener hijos, no sale embarazada”; pero no sólo eso sino que la manera de hacerlo es burda, se comporta como una mujer que no tiene proyectos (recurso de W. Allen para resaltar la figura de Nola quien, todo lo contrario sólo piensa en sexo, le da placer a Chris a cambio de nada, parece que fue concebida únicamente para eso, y así es en el guión del director, es una mujer hecha para representar a una persona que sólo sirve para el placer, una hedonista en estilo moderado).
En este momento, en el que el film va alcanzando su punto culminante, se pone en juego la comparación: Woody Allen presenta dos escenas en las que el personaje masculino resulta el punto de intersección entre dos vidas opuestas; no sólo se preocupa por resaltar el personaje de Nola en función de Cloe, además de los rasgos fenotípicos, sino las escenas. Por ejemplo, existe un momento en el que la esposa le dice que se quede, que necesita tener sexo con él, intento, según ella, muy válido para la fecundación, que el trabajo puede esperar; él, en su negativa, le responde que no, que tiene muchos compromisos, que debe irse. Pero ahí mismo, seguida de otra escena, aparece él con Nola quien le dice que se vaya a su trabajo que él tiene muchos quehaceres; pero él le responde, casi con las mismas palabras de Cloe, le dice que él trabajo puede esperar, que quiere estar con ella. En los diferentes encuentros, él se manifiesta placentero después de una jornada de sexo con la rubia, en contraste con las diferentes escenas en las que aparece con su esposa en “momentos indistintos”[13] (la cama, el comedor, en los diferentes encuentros con amigos y familiares).
Pero ahora viene el zarpazo final del director del film quien, de manera gradual, pasa de lo voluptuoso y mórbido al tema de la angustia. Algo de Schopenhauer y Sartre aparece en todo esto.  De Schopenhauer porque está el problema de la saciedad emocional donde el individuo, después de saciar toda su sed primitiva, se ve atrapado por el hastío:
En efecto, como la pasión se funda en una ilusión de felicidad personal, en provecho de la especie, una vez pagado a esta el tributo, al decrecer, la ilusión tiene que disiparse. El genio de la especie, que había tomado posesión del individuo, le abandona de nuevo a su libertad. Desamparado por él, cae en los estrechos límites de la pobreza, y se asombra al ver que, después de tantos esfuerzos sublimes, heroicos e infinitos, no les queda más que una vulgar satisfacción de los sentidos.
Y es aquí donde Woody Allen cierra la historia, llevando todo al plano del hastío, convirtiendo una historia de pasión en una farsa, una burla de los sentimientos. Lo que antes nos divertía, se ha convertido en motivo de preocupación: nuestro héroe, el irlandés Chris Wilton, se ha cansado de la rubia voluptuosa. Entonces, ¿qué nos queda de esta pasión sino un epílogo triste de una pasión férrea?:
8-      Chris ha dejado de verla, de un momento a otro, se aleja; siente la preocupación de que algo deja; le preocupa, pero dicha preocupación responde a un egoísmo que desde el principio de la película ha estado latente, salvo que ahora es evidente “a secas”, sin disimulos. En este momento se puede interpretar que el personaje se resiste a repudiar aquello que deseó sexualmente con obsesión desacerbada, pues sus llamada “a escondidas” fueron perdiendo interés gradualmente desde que se enteró del embarazo no deseado de su amante.
Y aquí entra lo sartreano: consciente de su entera responsabilidad incurre a buscar consejos que ya sabe de antemano[14]; su amigo le aconseja, en función de lo que él mismo le cuenta, que si tanta pasión siente por la amante, que se una a ella después de dejar su esposa, consejo que Chris desprecia puesto que Cloe representa su status quo en una clase social privilegiada a la que es muy difícil acceder.
La respuesta a su amigo da a entender que el personaje busca una salida a su angustia. Lo del deseo es una excusa a su vida de infidelidad; siempre se trato de algo egoísta. Siempre pensó él, y su respuesta a su confesor indica que en ningún momento  es de su interés hacer frente a la situación de Nola. En toda actitud egoísta, cualquier manifestación de preocupación por el otro es simple hipocresía, una farsa que busca ocultar las verdaderas intensiones del que lo padece: la satisfacción de sí mismo[15].
Para Chris “la suerte está echada”. Queda claro que su fin es el mismo, en cuyo bienestar fundamenta su existencia en una sociedad a la que ha entrado gracias a su creador, Woody Allen[16].  Ahora, la que era el móvil de su obsesión, se torna en su tormento y estorbo. Y es aquí donde la pasión concluye:
9-      Nola no cesa de llamarlo, le exige una salida responsable de su parte, de lo contrario la tomará ella. Aquí, se produce un giro entre los personajes; el hastío, tal y como anuncia Schopenhauer, ha sucedido a la pasión. Chris utiliza un recurso  bajo: se esconde en Cloe y, a la vez, busca refugiarse en los círculos sociales que esta frecuenta para evadir a la amante con sus exigencias. Ahora ésta tiene que sufrir sus mentiras[17]; busca todo tipo de excusa para evadirla, pero hay un problema: ella está enamorada, alega que su embarazo es producto de la pasión que existe entre ellos (según ella, es diferente a lo que pasa en su matrimonio donde la trivialidad impera, razón por la que su esposa no sale embarazada). En las escenas correspondientes a este momento, el director persiste en resaltar la sensualidad de ella: su apatía, la forma de presentarla en pantalón corto mientras se muerde el dedo, sostiene la pretina frontal del pantalón o se rasca la cabeza (todo esto mientras conversa en él y le manifiesta su “necesidad de verlo”, rodeada de una oscuridad que hace contraste con su color de piel). Con esto Woody Allen mantiene despierto el morbo haciendo que el espectador perciba la ansiedad de la mujer y, subsecuentemente la desee. En los diferentes momentos de la conversación telefónica ambos personajes centrales sostienen, se produce un intercambio de personajes y espacio: cada vez que ella aparece es en la oscuridad formando parte del espacio real del espectador quien, a su vez ocupa el lugar del héroe, lo que hace que la angustia de éste sea vivida por todo el que observa el film. Sucedido esto, ocupando el lugar de aquél, uno llega a la conclusión de que el problema no tiene salida y que el escenario está preparado para que suceda lo peor. Es como si se hubiera pensado en Schopenhauer para el epílogo de este film.
La película va descendiendo, en cuanto a lo excitante se refiere, de manera gradual; después de haber sido guiado por el salón del morbo, ahora se nos conduce a la salida de la exhibición donde lo que nos espera es un crimen, el mismo que se anuncia cuando se inicia la película, en cuya escena aparece el héroe leyendo la novela Crimen y castigo de Dostoievski.
Woody Allen ya tiene resulto matar a la sensual rubia; el film ya se está terminando y le busca una salida que rompa con el estilo “happy end” hollywoodense; de modo que anuncia, advierte, cuál es la intensión de Chris y le permite que lleve a cabo la acción de manera áspera y elegante al mismo tiempo: áspera, porque busca dar apariencia de que el asesinato es obra de un delincuente, “por asuntos de drogas”, y porque olvida que no se trata de una mujer cualquiera sino de una que fue el medio eficaz para satisfacer una pasión brutal que lo devoraba por dentro; elegante, porque se vale del teatro para tener una coartada perfecta. Otra forma elegante del doble asesinato[18] es coincidirla con la interpretación musical: la fuerza del tenor se imprime en la ejecución de las víctimas; el film y la pieza musical se funden en una sola interpretación donde el público, o espectador, perciben la agonía del asesino que busca enmendar su error con otro mucho mayor. El crimen se ha producido, y el victimario corre a refugiarse en el teatro[19]; el arte es el refugio de Chris; con esto, Woody Allen le otorga al  arte la grandeza de esconder las pasiones más oscuras de sus practicantes.
La pasión ha pasado, y, partiendo de Schopenhauer, la satisfacción de ésta produce hastío y esto, a su vez, el asco. Ahora el tino ha vuelto a su lugar y la libertad ha vuelto a su antiguo dueño. Ida la pasión, una vez lejana aquella que obnubilaba la razón, el individuo cae en una especie de desamparo en el que se siente responsable de sus actos y de cualquier cosa que suceda en lo adelante; como dice Sartre[20], su libertad es su condena y la misma le obliga a elegir; y su elección, cualquiera que sea (beneficiosa para los “otros” o no), para él será correcta porque en su libertad prefirió aquello que entendió oportuno para su problema. En su cordura, está consciente de que tiene que hacer algo al respecto, así sea cruzarse de brazos y dejar que el mundo se le venga encima. Pero, en fin algo hace, pero sólo él es responsable y sólo él tiene que asumir a las consecuencias.
Ahora que la pasión ha desaparecido, Woody Allen nos lleva a un problema mucho más complejo: nos libera del morbo con el que nos mantuvo atado a la pantalla durante casi dos horas y nos sumerge en una crisis donde la “culpabilidad sofocada” es ahora el paso a seguir.
Ha habido doble asesinato[21]; la persona que mata sale, como se ha dicho en párrafos anteriores a refugiarse en el arte; camino al teatro luce acosado por la conciencia al saber que ha ultimado a dos personas; pero la culpabilidad es mayor puesto que no hay ningún alegato más que el egocentrismo.  Todo fue rápido: no dudo en matarlas, sabía que debía proteger su status quo a toda costa, así fuera lo último que haga; y así fue, eliminó, en el amplio sentido de la palabra, a lo que le amenazaba.
Woody Allen podría terminar el film con la conclusión de la policía atribuyéndole el crimen a un robo por drogas; hubiera sido un final adecuado para una historia cuyo drama gira en torno a un individuo totalmente egocéntrico; un final adecuado para alguien el mundo comienza y termina consigo mismo. Pero el director del film quiere presentar el equilibrio moral del héroe, busca presentar la forma como esa persona sale a camino con una situación en la que cualquier individuo con el más mínimo de respeto hacia “el otro” estaría al borde de la locura; pero Chris supera todo esto debido a que él mismo es el fin de sus acciones.
No interesa aquí el tema del crimen cometido, ya que el mismo es un recurso que Allen utiliza para especificar la mentalidad del individuo. Pero hay que advertir que aunque se presenta la manera trivial de Chris escapar de la justicia, el director lo hace comparecer ante una corte que él, Woody Allen, ha creado y de la que somos partícipes:
 La pasión culminó con la muerte. Después de recuperar su libertad Chris se encuentra acosado por su propia conciencia, tribunal ante el cual tiene que comparecer inexorablemente; allí están los testigos (Nola y la anciana) y el espectador funge como jurado. Por el diálogo[22], queda evidenciada la personalidad retorcida de Chris; éste no se defiende; admite lo absurdo de su error y, al mismo tiempo, con total descaro afirma que todo fue un medio eficaz que lo conduciría a un plan mayor: su propio bienestar. Al final, queda concluido que la conciencia de Chris siempre estuvo subordinada a sus deseos; la frialdad de su respuesta a las objeciones de sus víctimas indican que siempre fue lo que ahora se conoce: un ente frío, sin ningún tipo de interés por otro que no sea él mismo.  En su último comentario, Woody Allen advierte que nada sucederá cuando responde a la sentencia de Nola diciendo: “Lo correcto sería ser descubierto y castigado, al menos habría una mínima señal de justicia, una mínima cantidad de esperanza de imposible sentido”.  
Lo demás, en lo que se refiere al final, es elemento decorativo, un recurso que usa el director para aderezar lo que en realidad le interesa; porque todo el film no es más que una invención creada con el simple propósito de tratar el tema del deseo sexual enmarcada en lo más abyecto del placer.

La película termina con la familia reunida celebrando la llegada de un nuevo miembro a la familia Wilton-Hewet. Todos rodean al recién nacido y buscan su parecido. Alguien inicia una conversación en torno a su futuro, y Tom secunda augurando que será un “niño con mucha suerte”, expresión puesta en boca del personaje para retomar el reafirmar el tema de la suerte que se mantuvo transversalmente en todo el film, pues a Chris todo le vino como caído del cielo, incluso  el librarse de la cárcel.  

La felicidad de la familia es notoria. Sin embargo, como un elemento excluido del conjunto familiar, resalta la figura de Chris quien luce pensativo como si en ese mismo instante fuera atormentado por su conciencia. Cloe se le acerca y le habla de “tener más hijos”; su indiferencia es lo que ella obtiene por respuesta, actitud que ella sobrelleva gracias a su papel de “mujer nacida para ser tiranizada”.

Por: José E. Flete-Morillo.



[1] . Existen marcadas acepciones sobre la “pasión” que diferencian entre sí: unos la definen como una “emoción violenta”, como Alberto Merani; otros, en cambio, lo presentan como un estado de ánimo; sin embargo, ambos están de acuerdo de que su presencia neutraliza la voluntad del individuo.
[2] . Donald Spoto en Hitchcock: la cara oculta del genio señala que en sus orígenes, los ingleses despreciaban el cine por considerarlo muy propio de las personas de escasa formación intelectual y dada a la vida desordenada, preferían el teatro como opuesto del cine. Quizás, partiendo de este dato, Boody Allen, insiste en que la familia a la que entra Chris, el héroe del film, es una familia rica por ascendencia.
[3] . El lente de la cámara capta la portada del texto mientras el héroe lo sostiene; esta toma revive la escena en la que el personaje de la novela se encuentra en la habitación atormentado por la tentación de un crimen aún no cometido. Este cuadro delata la trama de la película.
[4] . En la entrevista de empleo, Chris luce parco, parece que sólo se interesa por conseguir el “pan nuestro de cada día”; responde a las preguntas de manera trivial. Aún la hoja de vida, curriculum vitae, se pinta  poco atractiva, como si la entregara nada más por cumplir con un requisito.
[5] . La vida de los Hewet es agraciada por la abundancia, de ahí que miren las cosas con normal trivialidad.
[6] . Aquí entra, entonces, el tema de la pasión en lo referente a la neutralización de la voluntad. Si retomamos la definición que Merani nos da, “emoción violenta”, en tanto riñe con los principios éticos, resulta de fácil entender que la situación que el Director nos propia de alguien que está, o empieza por estar, fuera de sí, lo domina la ansiedad, el deseo de estar con Nola, no importa bajo qué precio (por el momento). Schopenhauer (1970) dice que “Si el placer de los sentidos no ocultase más que la satisfacción de una necesidad imperiosa, sería indiferente la hermosura o la fealdad del otro individuo”, y es esa necesidad imperiosa la que neutraliza el sentido de Chris quien no tiene control de sus emociones. Con la situación de este personaje, y con lo que nos describe el filósofo, podemos entender las razones en que un individuo, por más ilustrado que sea sucumbe a la pasión. La Antigüedad está plagada de esos casos en que los grandes hombres de entonces sucumbieron inexorablemente a los encantos de una mujer: la Biblia nos habla del Rey David, Homero nos lo presenta como la causa de una guerra, y, no menos apropiado, es la pasión furtiva que vivieron Marco Antonio y Cleopatra.
[7] . Cuando la pasión se torna incontrolable, el que la padece hace de su aquello por quien siente inclinación el objeto de todas sus acciones. En el caso de la pasión sentimental o amorosa, cosifica a la persona deseada haciendo que todo lo que le rodea sea un espacio para dos, o sea para sí y la persona a quién desea.  Esto podemos verlo en la canción Noelia que interpreta el fenecido cantautor Nino Bravo, canción que narra la historia de un amor platónico. 
[8] . En diferentes ocasiones, Woody Allen utiliza el color negro para acrecentar el sentido de voluptuosidad en Nola Rice; el color contrasta con el color de piel de la actriz haciendo que el espectador repare en ciertos detalles de la escena mórbida.
[9] . Esa escena en la que Chris fisgoneando a Nola y a Tom en su juego erótico, asemeja al cinéfilo ante la pantalla observando algún plano de sexo
[10] . No es que el tema de la religión sea determinante, de hecho, solamente aparece en dos ocasiones indistintamente, y en la escena que corresponde a Chris el cura resulta un poco histriónico, no se la toma en serio; es como si el personaje del cura fuera el alter ego de Woody Allen para presentar lo inverosímil de este matrimonio.
[11] . (…)” No es sólo la pasión quien a veces tiene un desenlace trágico. El amor satisfecho conduce también más a menudo a la desdicha que a la felicidad. Porque las exigencias del amor, en conflicto con el bienestar personal del amante, son tan incompatibles con las otras circunstancias de la vida y sus planes acerca de lo venidero, que minan todo el edificio de sus proyectos, de sus esperanzas y de sus sueños” (A. Schopenhauer).
[12] . Quizás alguien repare en que digo “disfrutarla” y no “hacerle el amor”, esto responde a la intención de coincidir con Schopenhauer de que cuando la pasión aborda al individuo lo que existe es una marcada intención egoísta de satisfacerse únicamente él; no hay amor, sino una obsesión que busca satisfacer ese instinto puramente animal.
[13] . Esto así porque Woody Allen presenta el mismo personaje de Chris Wilton rodeados de los mismos tipos de personas adineradas, familias o no, con conversaciones triviales, sosas, mientras que su mundo se desploma durante y después de sus eróticos encuentros con Nola rice.
[14] . En El existencialismo es un humanismo”, Sartre señala que la selección del consejero es indicio del tipo de consejo que se busca.
[15] . En la pasión, el sujeto cae en una especie de egocentrismo desmedido que entiende que solamente puede ser feliz logrando su cometido. No piensa en la situación del otro (esto sucede especialmente en la pasión sentimental o amorosa), si es feliz o no, si lo perjudica o no. En la Biblia, se relata el caso de uno de los hijos de David, quien se enamoró apasionadamente de su media hermana; tanta fue su pasión que se fingió enfermo para lograr que esta acudiera en su auxilio; una vez a solas con ella, la violó y desechó posteriormente, porque ella nunca fue el objeto de su felicidad sino él mismo; ella nunca fue el fin sino un medio. En la pasión, desde cualquier ángulo que se vea, el fin siempre será uno mismo. Dice Descartes (2013) que el principal efecto de todas las pasiones en los hombres es que incitan y disponen su alma a querer las cosas para las cuales preparan sus cuerpos; de suerte que el sentimiento del miedo incita a huir, el del valor a luchar, y así en otros casos”.

[16]. Porque, a decir verdad, esa forma de entrar a un círculo restringido como lo es la aristocracia sólo se ve en las “novelas rosa”.  La aristocracia es cerrada, es impenetrable e inmune a los efectos de la suerte.
[17] . Hay que advertir que la mentira es lo más normal en el individuo: esta surge en los momentos que éste se ve acorralado; mentimos porque nos sentimos en desventaja y porque sabemos que somos los únicos responsables de nuestras propias acciones.
[18] .  En esta escena se hace un tributo a Doble crimen en la calle Morgue,  de Edgar Allan Poe; la manera brutal del asesinato que se refiere en el relato se repite en el film cuando Chris abusa de la ingenuidad de la anciana para matarla y de la confianza con la que Nola se dirige a su casa con la esperanza de encontrarse con él; además el relato tiene en común con el film que las víctimas son una joven y una anciana, y que el verdadero culpable es desconocido en el momento de la investigación. El Sr. Dupin es encarnado en el detective cuya agudeza le lleva a relacionar el doble asesinato con Chris.
[19] . Esto se puede interpretar como una recreación del asesinato del Presidente norteamericano, John F. Kennedy en el que el magnicida se refugia en el teatro. Esta semejanza permite hiperbolizar el crimen de las mujeres gracias a símil que se utiliza para matizar la acción.
[20] . El existencialismo es un humanismo.
[21] . Alguien corregirá que el asesinato es triple puesto que la amante estaba embarazada; pero no, puesto que el mismo Woody Allen, por boca del héroe, citando a Sófocles, dice que la criatura no formaba parte del drama porque, al no haber nacido, nunca existió.

[22] .Diálogo final entre Nola y Chris:
Nola: -¡Chris…!
Chris: -¡Nola...! No fue fácil, pero al llegar el momento pude apretar el gatillo. No conoces a tus vecinos hasta que       hay una crisis. Aprendes a esconder la conciencia bajo la alfombra y a seguir. Tienes que hacerlo. Sino aquello te supera.
Anciana: -¿Y yo qué? ¿Qué hay de la vecina de enfrente? No tenía nada que ver con este horrible asunto. ¿No
hay el menor problema en que yo muera siendo solo una inocente?
Chris: -Los inocentes son sacrificados a veces para paso a un orden mayor. Usted fue un daño colateral.
Anciana: -¿También lo fue su hijo?
Chris: -Sófocles dijo: No haber nacido nunca puede ser el mayor de los favores.
Nola: - Prepárate para pagar el precio Chris, tus actos fueron torpes, llenos de fallos. Casi como de alguien que suplica ser descubierto.
Chris: -Lo correcto sería ser descubierto y castigado, al menos habría una mínima señal de justicia, una mínima cantidad de esperanza de imposible sentido.


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